La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
La pandemia ha aumentado los factores de riesgo asociados al suicidio, especialmente en los adolescentes, y ha dejado al descubierto las graves carencias de la atención a la salud mental en España, que destina a esta cuestión un 5% del presupuesto sanitario global frente al 7% de media europea.
La dotación presupuestaria para la atención a la salud mental y un plan nacional de prevención son las grandes reclamaciones de los expertos en el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, que se celebró ayer en un momento en el que ha crecido la preocupación de los ciudadanos ante esta problemática.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2019 hubo en España 3.671 suicidios. Aún no hay datos definitivos de 2020, aunque sí se sabe que entre los meses de enero y mayo (coincidiendo con el confinamiento) el suicidio se mantuvo como la primera causa de muerte no natural, con 1.343 fallecimientos, un 8,8% menos que en el mismo periodo del año anterior.
Esas cifras son en la práctica bastante mayores porque muchos de los casos de suicidio se registran como otro tipo de muerte: en las estadísticas sólo los ahorcamientos alejan toda duda de que la muerte ha sido buscada.
Pese a que esos primeros datos no lo indican, los expertos temen que el cómputo de muertes por esta causa crezca. "La pandemia ha aumentado los factores de riesgo asociados con el suicidio, que van desde crisis económicas, incertidumbre, problemas de acceso a la atención médica…", explica a Efe el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Celso Arango, que subraya no obstante que en estos momentos no hay evidencia de un incremento global en el número de suicidios desde la pandemia.
La excepción se encuentra en los adolescentes. Sí hay evidencia de que en este segmento de la población han aumentado las hospitalizaciones por ideaciones suicidas y expertos del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid apuntan que crecieron en un 250% las consultas sobre suicidio en el colectivo adolescente a causa de la pandemia. El suicidio es la principal causa de muerte no natural entre jóvenes de 15 a 29 años.
"El adolescente magnifica las cosas, es incapaz de proyectarse ante el futuro: piensa que o todo va a ir muy bien o todo va a ir muy mal. Los sentimientos de desesperanza de que las cosas nunca van a volver a ser como antes, el estar encerrado y no poder estar con el novio o la novia o los amigos y el futuro incierto han tenido que ver con los cuadros de ideación suicida", indica Arango.
Juan José Carballo Belloso, psiquiatra del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, añade que en este tiempo los adolescentes han visto limitada su capacidad de tomar decisiones, han estado en casa encerrados con muchos límites a la interacción con otras personas, lo que se añade a situaciones previas que podían tener ya estos niños en sus hogares y a las presiones económicas y sociales que han podido vivir los padres.
"La señal de alerta más grande en los adolescentes es cuando ven la muerte como la única salida posible. Hay que atenderlo porque no es una llamada de atención", añade este doctor.
En España, más de la mitad de las personas con trastorno mental que necesitan tratamiento no lo reciben y un porcentaje significativo no recibe el adecuado. No es un dato que extrañe si se tiene en cuenta que la proporción de psicólogos clínicos es de 6 por cada 100.000 habitantes actuales, frente a los 18 de media en la UE. Hay en España 9,6 psiquiatras por cada 100 000 habitantes, muy por detrás de países como Polonia, Finlandia y Bélgica con 24, 23 y 20 respectivamente.
¿Está el sistema preparado para atender el daño añadido de la pandemia? "La respuesta es no -lamenta el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría-, pero no es que no lo esté por la pandemia, es que tampoco lo estaba antes. Lo que pasa es que la pandemia ha desnudado las carencias previas. La ratio de psiquiatras en este país es un 40% inferior a la de la media europea, eso lo sabíamos antes, pero cuando las cosas van bien se nota menos. El gasto sanitario en salud mental es de un 5% del total frente al 7% de media de la UE. España es un país en el que no se prioriza la salud mental".
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