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Los síntomas no relacionados con el movimiento son lo peor del párkinson

Un estudio desmantela el mito de que los problemas motores son el principal problema y señala la importancia de tratar dolencias como el insomnio, la depresión y el dolor.

Enfermos de párkinson hacen ejercicios de rehabilitación en grupo.
Almudena Domenech (Efe) / Madrid

31 de mayo 2011 - 05:01

El tratamiento del párkinson ha estado fundamentalmente dirigido a los trastornos del movimiento, pero un estudio revela que los síntomas no motores tienen "mayor impacto" en la calidad de vida de los pacientes, lo que podría revolucionar el abordaje de esta enfermedad. La doctora Mónica Kurtis, responsable del Programa de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital Ruber Internacional, desgranó los resultados de esta investigación.

Publicado en la revista científica Movement Disorders, referencia internacional en esta patología neurodegenerativa, el trabajo se realizó en 12 centros especializados de diez países, entre ellos España, e incluye a más de 400 afectados.

En la actualidad, la enfermedad de párkinson se define por la afectación motora, fundamentalmente por la presencia de temblor, rigidez, lentitud y/o alteración del equilibrio.

Sin embargo, en los últimos años se ha identificado la importancia de múltiples síntomas que se denominan "no motores" (ya que no están relacionados con el movimiento), como la alteración del sueño, del estado de ánimo, de la función cognitiva, la disfunción eréctil y el dolor, entre otros.

Kurtis y sus colaboradores indagaron el impacto global de estos trastornos, medidos en frecuencia y severidad mediante una escala específica, sobre la situación vital y la salud de los pacientes. En la evaluación se recogen 30 síntomas de nueve dominios diferentes: cardiovascular, sueño / fatiga, estado de ánimo, alteraciones de percepción o alucinaciones, memoria, gástrico, urinario, sexual y misceláneo.

La media de numero de síntomas no motores padecidos por paciente fue de diez, apuntó la doctora, quien explicó que todos ellos se describen en una misma enfermedad, algunos por el párkinson en sí, otros por efectos secundarios del tratamiento y otros por una combinación de ambos.

"Por primera vez se ha descubierto que la relación entre los síntomas no motores y la calidad de vida es muy intensa y más importante que la relación entre síntomas motores y calidad de vida", comentó la investigadora.

Kurtis explicó que los padecimientos no relacionados con el movimiento se tratan de un modo insuficiente por una responsabilidad compartida entre el paciente, que no los cuenta en ocasiones por desconocimiento o vergüenza, y el médico, porque no pregunta por ellos.

"A veces el paciente ni siquiera sabe que las pérdidas de orina, la depresión o la disfunción eréctil pueden ser consecuencia del párkinson", argumentó la experta, quien apuntó que si son estos trastornos los que más pesan sobre el enfermo, podrían ser abordados con la medicación específica que corresponda en cada caso.

La investigadora agregó, como otro de los avances de este análisis, que el mayor conocimiento de todas estas situaciones puede servir para la detección precoz de la dolencia. "Hasta hace poco ni siquiera sabíamos que existían y ahora pueden contemplarse incluso como precursores de la enfermedad", matizó.

Ante estos hallazgos, se descubre que es necesaria una nueva visión "integral" del párkinson, tanto en la investigación como en el tratamiento de este trastorno neurológico, crónico e invalidante, que afecta al 2% de las personas mayores de 65 años.

En este momento se calcula que en España viven cerca de 150.000 pacientes, al considerar que actualmente el 15% de la población española está por encima de esa edad. Además, se cree que más de 30.000 personas están sin diagnosticar. Respecto a las perspectivas de futuro, se prevé que el número de afectados se duplique para el año 2025 y que llegue a triplicarse en 2050.

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