¿Es seguro comer carne cruda?
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España comemos casi 50 kilos de carne por persona al año. Y nuestras rutinas vitales evidencias que la mayoría de dichos kilos se consumen en restaurantes, donde acostumbramos a pedir tartar, carpaccio o entrecot poco hecho, carne cruda de la que los expertos nos recuerdan que tienes ciertos riesgos de consumir. ¿Es seguro comer carne cruda? Aquí os lo explicamos.
Cierto es que, más allá de los prejuicios que cada persona pueda tener con determinados alimentos respecto a sus valores éticos o morales, la carne magra está considerada como uno de los alimentos más nutritivos dentro de su grupo alimenticio. Pero no toda carne puede ser beneficiosa para el organismo. La forma de cocinarla resulta a la postre fundamental para el resultado final. ¿Cómo cocinar la carne para no sufrir una intoxicación alimentaria? Expertos en nutrición apuntan que comer carne cruda no es saludable e incluso puede llegar a ser peligroso, dependiendo del tipo de carne que consumamos.
Principales riesgos de comer carne cruda
Estos facultativos llaman la atención de los comensales explicando que la carnes crudas son la principal fuente de intoxicaciones alimentarias, debido a la presencia de bacterias como E.coli, salmonella y listeria. Intoxicaciones que podrían derivar en problemas gástricos que provoquen náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y fiebre durante una semana y que de prolongarse en el tiempo nos obligarán a visitar a un especialista ante la opción de que se complique dentro de nuestro organismo.
Para evitar tener problemas de salud lo recomendable es cocinar el alimento por encima de 70 grados durante un par de minutos, situando el punto de la carne en 'cocida'. Incluso desde la Academia de Nutrición y Dietética (AND) recomiendan usar un termómetro para comprobar la temperatura y que así sea segura para el consumo.
En estos momentos los gustos se inclinan más que nunca por comer saludable dentro de una alimentación equilibrada y variada, sin renunciar a los placeres culinarios, que, sin duda, estas carnes aportan. Eso sí, como consumidores debemos ser conscientes de que no hay forma de garantizar la seguridad sanitaria absoluta de la carne cruda, especialmente en grupos de personas específicos, como el de niños, embarazadas, mayores de 60 años y personas con sistemas inmunitarios débiles.
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