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La seguridad en el uso de medicamentos

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La medicación es la primera causa de efectos adversos de la asistencia sanitaria. Recibir información adecuada es clave para un uso responsable y eficaz de los fármacos.

La seguridad en el uso de medicamentos
Elvira Eva Moreno E Inmaculada Morada. Farmacéuticas De Atención Primaria

04 de enero 2016 - 11:33

La medicación es la primera causa de eventos adversos relacionados con la asistencia sanitaria, según los estudios realizados sobre Seguridad del Paciente en España, en el ámbito hospitalario (Eneas) y en atención primaria (Apeas).

Los avances terapéuticos, complejidad de tratamientos y variedad de actores implicados en el proceso farmacoterapéutico, conllevan un elevado riesgo en el uso del medicamento.

Un error de medicación es aquel incidente prevenible que puede causar daño al paciente o provocar una utilización inapropiada de medicamentos, estando bajo el control de los profesionales sanitarios, del paciente o cuidador. Pueden estar relacionados con la fabricación, distribución y almacenamiento del medicamento, o con otros aspectos dentro de la cadena farmacoterapéutica.

Para que cualquier medicamento, incluido un genérico, se use con total garantía, debe cumplir unos criterios establecidos de fabricación y los controles específicos tras su comercialización. La autorización de comercialización de un medicamento se basa en el cumplimiento de diferentes requisitos, destacando las garantías de calidad y de seguridad, recogidos en la Guía de normas de correcta fabricación de la Unión Europea.

La seguridad en la distribución de medicamentos, desde su fabricación o importación y almacenamiento, hasta su dispensación también es crítica. Igualmente deben seguir la normativa establecida. La última guía (2013), Prácticas correctas de distribución de medicamentos de uso humano, habla específicamente de gestión de riesgos y adecuada monitorización en el transporte, devolución e intermediación de medicamentos.

Dentro de la cadena farmacoterapéutica, cabe resaltar particularmente las fases de prescripción, dispensación, administración y seguimiento.

La prescripción no es solo hacer la receta. Además, implica la visión integral del paciente (historia clínica, tratamientos prescritos y no prescritos, examen físico, etc) y conocimientos farmacoterapéuticos, según la mejor evidencia disponible, para seleccionar el medicamento más apropiado, en una decisión compartida con el paciente para evitar su rechazo. En esta fase es imprescindible la adecuada información al paciente, para garantizar el buen uso del medicamento, alcanzar el objetivo terapéutico, minimizar errores y reacciones adversas. Con la dispensación se garantiza el acceso a los medicamentos según la normativa vigente. Además, el farmacéutico proporciona información complementaria para reforzar el correcto uso y detectar problemas. Estas intervenciones deben registrarse como parte del seguimiento farmacoterapéutico. Una buena comunicación entre el farmacéutico y el profesional prescriptor minimiza el riesgo y mejora la seguridad del paciente.

Mediante la administración, el fármaco se introduce en el organismo para que sea efectivo. Se puede realizar por un profesional sanitario, por el paciente o cuidador. Responsabilizar al paciente de su tratamiento y establecer estrategias para disminuir errores en esta fase es primordial ya que los errores son variados (por la duración, dosis o vía de administración, por duplicidad, fármaco equivocado, etc) y las causas diversas y hetereogéneas (desconocimiento del uso, como en el caso de inhaladores, falta de información, no considerar las instrucciones o por olvido).

En esta fase cabe destacar, como problemas importantes, el incumplimiento terapéutico y la automedicación. Para garantizar el beneficio del medicamento y evitar efectos indeseables es imprescindible el cumplimiento posológico y la duración del mismo. El incumplimiento terapéutico ronda el 40% en tratamientos crónicos y un 50% en agudos. Se han evaluado distintas formas de abordar este problema, comprobándose que con un abordaje individual (según paciente y factores implicados) se alcanzan los mejores resultados.

La automedicación es la utilización de medicamentos por iniciativa propia sin prescripción. Es un hábito común, un ejemplo son los antibióticos, diversos estudios han mostrado que el 25% de los 80 millones de envases anuales se han consumido de esta forma.

Esta práctica conlleva numerosos riesgos y puede provocar toxicidad, falta de efectividad de otros medicamentos, dependencia y enmascaramiento de otras patologías que retrasan su diagnóstico.

Riesgos de la automedicación y seguimiento terapéutico

Aunque ningún medicamento es inocuo, en determinadas enfermedades banales y por tiempo limitado la automedicación puede considerarse, de hecho algunos medicamentos no necesitan receta médica. Sin embargo, fuera de este tipo de medicamentos, la auto medicación debe evitarse, sobre todo si el médico lo desconoce. La última fase en el uso del medicamento es el seguimiento terapéutico, donde el profesional sanitario vigila la respuesta del tratamiento y su seguridad, detectando problemas y evaluando la necesidad de cambio y/o ajuste de dosis. Almacenar medicamentos en casa debe hacerse prudentemente, sólo los medicamentos habituales y alguno más para dolencias banales (analgésicos, etc.). No guardar medicamentos sobrantes de otros tratamientos prescritos para evitar la automedicación.

Genéricos, bioequivalencia y biodisponibilidad

Un medicamento genérico es aquél con igual composición cualitativa y cuantitativa en principios activos y forma farmacéutica que un medicamento original, para el que finalizó la patente. Además debe demostrar que la sustancia activa es igualmente absorbida por el organismo que con el medicamento original, es decir debe demostrar bioequivalencia mediante estudios de biodisponibilidad. Para ello se administra, a individuos sanos, el medicamento original y el genérico a igual dosis y forma farmacéutica. Se evalúan los parámetros farmacocinéticos (concentración máxima y tiempo de respuesta) y si la diferencia entre los parámetros de ambos medicamentos está dentro de los límites aceptados universalmente, indica que son igualmente biodisponibles y bioequivalentes, esperándose el mismo efecto. Estos límites se fijan considerando la variabilidad natural entre individuos, ya que no hay dos organismos iguales. Las siglas EFG (Equivalente Farmacéutico Genérico) garantizan que el genérico sea intercambiable con el original, de igual eficacia, calidad y seguridad.

Consejos para conservar los medicamentos

El lugar. Limpio, seco y fuera del alcance de los menores

Conservar en un lugar limpio, seco, fresco y fuera del alcance de los niños. La oscuridad favorece la conservación, de hecho existen medicamentos que son sensibles a la luz. En ningún caso exponerlos directamente a la luz del sol.

La temperatura. Temperatura estable sin superar los 25 grados

La temperatura de almacenamiento deber ser estable y no superar los 25ºC. Aunque suele ser un lugar habitual en muchas casas, la cocina y el baño son lugares no recomendados por las variaciones de calor y presencia de humedad.

Termolábiles. Fármacos que se conservan a bajas temperaturas

Existen medicamentos, denominados termolábiles, que deben almacenarse en el frigorífico, entre 2 y 8ºC, como insulinas, vacunas, ciertos colirios, etc. No se deben colocar en la puerta del frigorífico, es donde más variaciones de temperatura hay, ni tampoco en el congelador. Si hay que viajar, se debe mantener la cadena de frío y evitar los cambios de temperatura.

Envases. Es importante guardar envases y prospectos

La información es esencial. Se deben guardar siempre en su propio envase y con su prospecto, así siempre estarán identificados.

Botiquín. Revisión periódica y medicamentos caducados

Revisar el botiquín periódicamente y retirar los medicamentos caducados y aquellos en los que su aspecto varíe. Se pueden eliminar en las Oficinas de Farmacia, en el denominado punto Sigre (Sistema Integral de Gestión del Medicamento).

Información. Las indicaciones de conservación y uso

Conocer cómo conservar los medicamentos es esencial para garantizar su acción farmacológica. Por ello, se debe leer la información del prospecto y seguir las indicaciones de conservación. Todos estos consejos ayudará a conservar y utilizarlos mejor.

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