Estos son los ruidos y sonidos más perjudiciales para la salud
Cuanto más tiempo se está expuesto a una fuente con decibelios altos más riesgo se padece de comenzar a perder la audición
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En nuestro día a día vivimos expuestos a niveles de sonidos de nuestro entorno, tales como el ruido del tráfico o del televisor, que no tienen un efecto perjudicial para nuestra salud auditiva. No obstante, existen ruidos cuyo nivel cuenta con una intensidad tan alta que pueden provocar daños irreversibles en nuestro sistema auditivo, en lo que se conoce como noise-induced hearing loss, NIHL, es decir, pérdida de audición inducida por el ruido.
Tal y como informa NIH, National Institute on Deafness and Other Communication Disorders, esta pérdida de audición puede ser paulatina o inmediata; además de contar con carácter temporal o permanente y afectar a un oído o a los dos al mismo tiempo. Sin embargo, la buena noticia es que la prevención es clave y puede evitar estos futuros problemas de audición.
Las principales causas de la pérdida de audición por ruido
El sonido se mide siempre en decibelios. Los sonidos que se encuentran en una media de 70 decibelios ponderados A, dBA, no suelen ocasionar pérdida de audición, incluso en situaciones de excesiva exposición temporal a este tipo de ruidos. Por el contrario, una exposición prolongada a sonidos con más de 85 dBA sí que puede provocar daños auditivos. De hecho, cuantos más decibelios contengan la fuente de sonido más alto será el riesgo de sufrir pérdida de audición.
Los niveles promedios de algunos de los sonidos más frecuentes en nuestro día a día son, por ejemplo, 60-70 dBA para una conversación normal, 74-104 dBA para una sesión de cine, 80-110 dBA para motos normales, 94-110 dBA para la música de auriculares al máximo o conciertos, 110-129 dBA para las sirenas o 140-160 dBA para los fuegos artificiales. Como podemos comprobar existen fuentes de sonido de alta intensidad que si se prolongara su exposición podrían provocar daños irreversibles.
Los expertos recomiendan para mantener nuestros oídos de estas fuente es mantenernos a una distancia prudente del origen, además de limitar el tiempo de exposición. Por norma general, cuanto más tiempo se está expuesto a una fuente con decibelios altos más riesgo se padece de comenzar a perder la audición. Por el contrario, si la exposición es paulatina también lo será la pérdida de audición, por lo que podría ser que no se note este daño de manera inmediata sino que se vaya perdiendo de manera también progresiva. Con el paso del tiempo comenzaremos a escuchar los sonidos distorsionados o débiles y nos puede resultar difícil incluso entender a las personas cuando hablan.
Para prevenir esta pérdida de audición provocada por el ruido debemos conocer de primera mano aquellos sonidos que pueden provocarnos daño, e incluso permanecer alerta a aquellos ruidos de nuestro entorno peligrosos para la salud auditiva, alejándonos de la fuente, protegiéndonos o reducirlo si fuera posible. Si estamos expuestos a actividades donde o podemos controlar la fuente se recomienda el uso de elementos de protección. También es muy aconsejable realizar pruebas auditivas cada cierto tiempo.
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