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Los robots, un nuevo valor en situación de pandemia

Su uso, aún marginal, permite reducir la carga de trabajo y ayuda a prevenir contagios en hospitales y lugares públicos.

Robots 'made in' Sevilla.

El robot 'DeliRo' transporta objetos en un hospital de Tokio. / Kimimasa Mayama (Efe)
Carmen Rodríguez (Efe)

11 de noviembre 2020 - 19:28

Madrid/La pandemia de Covid-19 ha traído un nuevo tipo de trabajadores esenciales, los robots, que se están incorporado, aunque de forma aún marginal, a actividades en las que su participación permita reducir la carga de trabajo y ayudar a prevenir riesgos de contagios en hospitales y otros lugares públicos.

El uso de robots sociales, diseñados para asistir a los humanos a través de la interacción social, está ganando terreno en estos meses y ha cambiado la percepción que tenemos de ellos, indica a Efe la investigadora Ramón y Cajal en Comunicación Laura Aymerich-Franch, de la Universidad Pompeu Fabra.

Mientras en países como Japón se han visto tradicionalmente como algo positivo, en las sociedades occidentales la aproximación ha sido "desde el miedo", ya sea por la imagen del robot destructor de la ciencia ficción o la idea de que reemplazarán a los humanos y nos quitarán el trabajo, señala.

Ha tenido que llegar una pandemia para que aparezca "un frente común ante el virus", en el que el robot está junto al humano. "Y de pronto -destaca- nos damos cuenta del valor que puede tener".

Estos robots se encargan de labores de enlace entre personas para minimizar el contacto físico, acometen tareas de salvaguarda e información, pero también se usan para apoyar el bienestar de las personas, sirviendo de compañía a ancianos o personas aisladas, aunque en esta última opción "aún queda mucho camino por recorrer", señala la investigadora.

Uno de ellos es mexicano y se llama RoomieBot. Su cometido es hacer la primera labor de triaje de personas con posibles síntomas de coronavirus; para ello, es capaz de medir la temperatura, el nivel de oxígeno en sangre y "conversar" con el paciente para rellenar un cuestionario de salud.

En el hospital Circolo di Varese (Italia), seis pequeños androides Sanbot recorren las instalaciones ayudando en la asistencia de enfermos de Covid-19. Controlan sus constantes y, a través de ellos, los sanitarios pueden comunicarse con el enfermo reduciendo el contacto físico.

En algunos supermercados de Alemania, el androide Pepper dice a los clientes que deben guardar una distancia de seguridad y usar mascarilla, es capaz de detectar si alguien no la lleva y le recuerda la obligación de hacerlo.

Al inicio de la pandemia, en Singapur, un robot con aspecto de perro recorría algunos parques lanzando mensajes para que los paseantes mantuviesen la distancia.

Un estudio realizado por Aymerich-Franch ha recopilado 195 experiencias con 66 robots sociales en 35 países, lo que le lleva a destacar que su uso es todavía "muy marginal". La mayoría de los robots sociales desarrollan sus labores en hospitales y residencias de ancianos, pero también en aeropuertos, hoteles, centros comerciales o en las calles.

Se trata de máquinas que tienen que relacionarse con personas y suelen tener un aspecto más o menos de androide. "Un robot social debe diseñarse para generar empatía" y que la colaboración con las personas resulte efectiva, destaca el doctor en robótica de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Salvador Cobos.

La pandemia ha supuesto también un mayor uso de los robots de servicio, encaminados a colaborar con las personas con un grado de autonomía que les permita moverse solos, explica Cobos.

La compañía española PAL Robotics ha creado dos versiones de su modelo Tiago para su uso en el ámbito de la logística hospitalaria, que ya han sido probados en el Hospital Municipal de Badalona y en el Clínic de Barcelona. Uno de ellos lleva la comida a la habitación de pacientes en cuarentena y el otro, equipado con una caja fuerte, transporta material sensible como medicamentos o muestras de sangre.

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