Revelan cambios inesperados al congelar el pan para su consumo posterior
Una experta gastroenteróloga comparte los beneficios de esta práctica común en los hogares españoles para la salud intestinal y regulación de glucosa
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En España, el pan es un alimento fundamental que acompaña casi todas las comidas, desde las sencillas tostadas del desayuno hasta las tapas y platos más elaborados. Aunque durante años ha sido objeto de críticas por su supuesta relación con el aumento de peso o impacto en la salud, cada vez más expertos recuerdan que, consumido con moderación y dentro de una dieta equilibrada, el pan no solo no es perjudicial, sino que puede ser beneficioso. Especialmente si se opta por variedades integrales, que favorecen la digestión, ayudan a regular los niveles de azúcar en sangre y contribuyen a la sensación de saciedad.
Sin embargo, un aspecto del pan que muchas personas no consideran es su almacenamiento y consumo. En ese sentido, congelar el pan es una práctica habitual en numerosos hogares españoles, ya sea para evitar que se eche a perder o para disponer de él en cualquier momento. Pero, ¿sabías que este simple gesto puede modificar sus propiedades?
Transformación del carbohidrato en fibra prebiótica
La doctora Karen Alarcón Fuentes, gastroenteróloga y endocopista, ha compartido a través de un vídeo en su cuenta de Instagram los efectos que tiene congelar el pan y ha explicado el impacto de este procedimiento en las propiedades del alimento. Según la experta, al congelar el pan y luego calentar una rebanada, ya sea en la sartén o en el tostador, "gran parte del carbohidrato del pan va a convertirse en fibra prebiótica".
Este cambio en la composición del pan tiene importantes beneficios para la salud intestinal, como destaca Alarcón: "No solo beneficia tu microbiota, sino que también va a regular tu glucosa en sangre". Además, subrayó cómo el efecto del calor ayuda a mejorar la digestión del pan: "Recuerda además, que el almidón por efecto del calor se digiere mejor, así que seguramente tendrás menos molestias de distensión abdominal y gases".
La importancia de una buena conservación
Más allá de los beneficios específicos de congelar el pan, es crucial recordar la importancia de una adecuada conservación de este alimento básico. Almacenar el pan en un lugar fresco, seco y protegido de la luz directa del sol ayuda a mantener su frescura y calidad durante más tiempo. Opciones como bolsas herméticas, envolturas de papel o recipientes especiales para pan permiten controlar mejor la humedad y evitar que se reseque o endurezca demasiado rápido.
En el caso de disponer de una cantidad de pan que no se va a consumir en los próximos días, la congelación se convierte en una excelente alternativa. Lo ideal es congelar el pan lo antes posible después de su compra o elaboración, cuando aún está fresco. Se recomienda cortarlo en rebanadas antes de congelarlo, para poder sacar y descongelar solo la cantidad que se vaya a consumir en cada ocasión. De esta forma, se evita tener que descongelar todo el pan y volver a congelarlo, lo que podría afectar su textura y sabor.
Trucos para descongelar y recalentar
A la hora de descongelar el pan, es mejor hacerlo a temperatura ambiente o en el frigorífico, evitando el microondas que puede alterar su consistencia. Si se busca recuperar la textura crujiente de la corteza, se puede calentar brevemente en el horno o tostadora antes de consumirlo. Otra opción es utilizar el pan congelado directamente en recetas que implican una cocción posterior, como tostas, picatostes o pudines de pan.
En definitiva, congelar el pan no solo es una forma eficaz de conservarlo por más tiempo, sino que, según las últimas revelaciones de expertos como la doctora Alarcón, puede tener beneficios adicionales para nuestra salud digestiva y el control de la glucosa en sangre. Una razón más para valorar y disfrutar de este alimento esencial de la dieta mediterránea.
Contexto
El pan es un alimento básico en la dieta de muchos países, especialmente en España donde forma parte de la famosa dieta mediterránea. Esta dieta, reconocida por sus beneficios para la salud, promueve un consumo equilibrado de ingredientes frescos y naturales, entre los que se encuentra el pan elaborado con cereales como el trigo, el centeno o el maíz.
A pesar de algunas críticas que ha recibido el pan en relación con el aumento de peso o ciertos problemas de salud, los expertos cada vez destacan más que, consumido con moderación y como parte de una alimentación equilibrada, el pan no solo no es perjudicial sino que puede aportar beneficios importantes. Las variedades integrales, por ejemplo, favorecen la digestión, regulan los niveles de azúcar en sangre y contribuyen a una mayor sensación de saciedad.
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