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Qué es el colecho y cómo practicarlo de forma segura

Compartir cama con tu bebé puede ser una buena idea para dormir más y mejor

Qué es el colecho y cómo practicarlo de forma segura
R. D.

31 de diciembre 2020 - 10:10

Los padres o los que estén a punto de serlo seguro que han escuchado hablar del colecho. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua no recoge la palabra, pero se define como 'compartir cama', en este caso con un hijo, sea bebé o niño, si lo alargamos en el tiempo.

Los bebés necesitan del contacto constante y directo con su madre, sobre todo en los primeros meses del nacimiento y compartir el lecho es una forma de mantener un apego que facilitará el desarrollo del niño.

No se conocen efectos negativos de la práctica del colecho, más allá de poder resentir algo la intimidad de la pareja. Sí tranquiliza a la madre, que tiene al bebé a la mano y, sobre todo si es primeriza, permite hacer un seguimiento directo de la respiración y movimientos del recién nacido.

La Asociación Española de Pediatría no lo recomienda, pero tampoco lo desaconseja. Lo deja al criterio de los progenitores, aunque eso sí, da unas claves para practicar el colecho con seguridad: que el bebé tenga más de tres meses, que no sea prematuro, que los padres no fumen, ni beban alcohol ni consuman medicamentos con efecto sedante, así como que no se practique sobre superficies blandas como camas de agua.

Cumpliendo con estas premisas, el colecho tiene múltiples ventajas, como el fomento de la lactancia materna -y la disminución del riesgo de muerte súbita- y el descanso de padres y bebés, además de ser una recomendación de todos los manuales de crianza respetuosa ya que fomenta el apego.

Hay en el mercado muchos accesorios para hacer colecho ya que es una práctica cada vez más extendida, aunque el producto estrella es la minicuna y la cuna de colecho.

El debate de todos los expertos y de los propios padres, fomentado por las opiniones de los familiares que pueden calificar a la madre de 'osito de peluche' del bebé, normalmente de más edad, es sobre cuándo sacar al niño de la cama de los padres. No hay una edad específica, aunque será más complicado en tanto en cuanto el bebé mantenga los despertares nocturnos para alimentarse, lo que suele durar hasta el primer cumpleaños.

Ventajas del colecho para el bebé y los padres

Ventajas del colecho para el bebé y los padres

El colecho, la práctica de padres para compartir cama con sus bebés, está cada vez más extendida, quizás fomentada por una nueva forma de crianza más respetuosa con el ritmo de crecimiento del recién nacido y adaptada también al ritmo de vida de sus padres, que necesitan dormir para seguir con sus obligaciones laborales.

Tiene múltiples ventajas, más allá de fomentar el apego con el pequeño, que necesita sentir cerca el calor de su madre.

El principal atributo del colecho es que fomenta la lactancia materna, la forma de alimentación preeminente, que recomiendan matronas y pediatras desde el nacimiento hasta el sexto mes de vida de manera exclusiva, hasta el año de vida como alimento principal y hasta los dos años como leche recomendable.

Durante la noche se produce mayor cantidad de prolactina, la hormona que aumenta la producción de leche, por lo que mamar de noche hace que el bebé se asegure las tomas diarias. Si el niño tiene la teta a mano durante la noche, no tendrá que llorar para pedirla, lo que hará que descanse mejor él y su madre, además de que la leche materna cambia su composición de noche, siendo más rica en triptófano, que favorece el sueño.

Esa alimentación nocturna también evita bajadas de azúcar o hipoglucemias en el lactante y se producen menos casos de asfixia, por lo que también es un factor para combatir el Síndrome de Muerte Súbita en el Lactante.

Al evitar el llanto desconsolado del niño, se ha comprobado que el colecho reduce las situaciones de estrés del bebé, lo que a su vez contribuye a fomentar el vínculo afectivo con sus criadores y al desarrollo neurológico del niño.

Hay estudios que relacionan colecho con mejor rendimiento académico y adultos más sanos y equilibrados, aunque en España no se ha tratado este tema de forma científica pues está lejos de las cifras de esta práctica comparado con otros países europeos (24% de las familias italianas lo practica).

En definitiva, el colecho es una decisión familiar, de crianza, en la que no deben intervenir nadie más que los padres y el propio niño, que llegados a cierta edad pueden mostrar su necesidad de abandonar el nido e irse solo a su cuarto.

Colecho seguro: accesorios y útiles

Colecho seguro

Practicar colecho es una tendencia entre los padres de nueva hornada, sobre todo primerizos, que necesitan sentir cerca a su bebé y que ven como compartiendo cama descansan mejor -al menos en los primeros meses- y reducen los despertares nocturnos.

Aunque se considera una práctica segura siempre y cuando el bebé tenga más de tres meses, no haya sido prematuro y los padres no beban alcohol o tomen somníferos o tranquilizantes, haya ciertos elementos que pueden hacerla más fiable.

El accesorio estrella es la cuna o minicuna de colecho. La camita del bebé se fija a la matrimonial y sirve de anexo donde acostar al bebé, manteniendo la cercanía y el contacto.

En el mercado hay de distintos tipos y precios, que sirven desde el nacimiento hasta casi cuando el niño cumple los dos o tres años, dependiendo del tamaño.

Las barandillas para las camas de matrimonio también pueden ser útiles para practicar colecho. Evitan que el niño se caiga cuando ya es capaz de moverse con libertad por la cama.

Antes de que eso ocurra, la cuna nido es una opción para mantener al pequeño protegido en la misma cama que los padres.

Sobre la vestimenta de la cama, lo recomendable es, al igual que con las cunas normales, evitar el uso de sábanas mantas y edredones y optar por sacos para el bebé, que reducen el riesgo de asfixia, usando nórdicos para arropar a los padres.

¿Cuándo abandonar el colecho?

¿Cuándo abandonar el colecho?

Es una decisión meramente familiar, que puede depender de la extensión de la lactancia maternal. El colecho puede salvar el sueño familiar los primeros meses de vida de un bebé y favorecer la lactancia materna durante el primer año, pero también puede convertirse en un problema de pareja cuando los dos miembros no comparten la decisión de proceder a 'descolechar' al niño.

Reproches del tipo 'eres el osito de peluche del niño y su chupete' no fomentan la paz marital y puede provocar sentimientos encontrados en la madre, que quiere compaginar el bienestar de su cachorro con su propio descanso para rendir en un mundo laboral cada vez más exigente, además de desear cuidar una relación íntima satisfactoria con su análogo.

Por el otro lado, mantener al bebé en la cama contra el criterio del padre puede hacer que éste se sienta desplazado de las decisiones sobre la crianza.

No hay una edad recomendable para abandonar el colecho. Si se deja a criterio del crío puede ser a partir de los tres años, cuando empiezan a dar señales de querer independencia y se puede fomentar a través del juego y el diálogo.

Si se quiere mantener la lactancia maternal lo ideal es mantener el colecho hasta el primer año. Hasta entonces, dormir con el bebé hace que se garantice la producción de leche gracias al aumento de la prolactina en horas nocturnas. Si se 'descolecha' antes de esa edad, se mantendrán los despertares nocturnos para alimentarse, sea con el pecho o con biberón.

Si los padres se dejan llevar por la crianza natural, el propio crecimiento del bebé marcará la pauta: la mejora del sueño, la alimentación variada, el destete progresivo… pueden ser las claves que dirijan el camino del pequeño vástago hacia su dormitorio.

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