La prueba de ADN que puede cambiar el rumbo del caso Alcásser

El caso de las niñas de Alcásser no solo ha sido de los crímenes más sonados de la televisión, sino también uno de los que más llegó a conmocionar a la sociedad. Sus nombres Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez, han quedado grabados en la historia de España como uno de los crímenes más brutales.

El pasado mes de octubre, la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 6 de Alzira, en Valencia, que es la encargada de investigar el caso conocido como crimen de Alcàsser, ordenó el análisis de pelos y otras evidencias del caso. Este nuevo rumbo se debió a la petición de una de las acusaciones populares recientemente personadas en la causa.

Según confirmaron a la agencia Efe fuentes judiciales, se ordenó la remisión de dichas evidencias al Instituto Nacional de Toxicología con el objetivo de que busquen restos de ADN de Antonio Anglés, uno de los principales sospechosos del crimen y cuyo paradero se desconoce. Se trata, concretamente, del análisis de 50 pelos descartados en los estudios genéticos realizados en la década de los 90, antes del juicio contra Miguel Ricart.

En busca de Antonio Anglés

La Asociación Laxshmi para la Lucha Contra el Crimen y la Prevención, presentó al Juzgado varias alegaciones e informó a la jueza de la inminente presentación de un informe criminológico sobre la fuga de Antonio Anglés.

En un escrito al que tuvo acceso Efe, el letrado Diego Costa, en representación de Laxshmi, manifiesta la total conformidad con "cualquier iniciativa destinada a averiguar o confirmar el paradero de Anglés", al tiempo que anuncia la presentación del referido informe.

En consecuencia, la Europol, en colaboración con la Policía Nacional, ha puesto en marcha recientemente una campaña para solicitar colaboración ciudadana para la búsqueda y captura del considerado como el autor material de los crímenes cometidos contra Miriam García, Desirée Hernández y Toñi Gómez.

El paradero de Antonio Anglés se desconoce desde que se le perdiera el rastro en marzo de 1993, cuando iba a bordo de un barco en la bahía de Dublín. En la actualidad no se sabe si este individuo se encuentra vivo o muerto, ya que existieron indicios de que podría haberse arrojado del barco que le llevaba a Dublín.

Otro de los implicados, Miguel Ricart, se encuentra en libertad desde 2013, veintiún años después de ingresar en la cárcel tras ser condenado por la Audiencia de Valencia a 170 años de prisión por el crimen de las niñas.

En la actualidad, en consecuencia a la nueva petición del Juzgado, los biólogos realizarán las analíticas necesarias para extraer los perfiles de ADN de dichos pelos. Estas pruebas que permitirían llevar a juicio a Antonio Anglés, en el caso de que aún se encontrara con vida, antes de 14 de diciembre de 2029, fecha en la que prescribe el crimen.