Proyecto Islero: el plan secreto del Franquismo para dotarse de la bomba atómica en plena Guerra Fría
Liderado por el científico Guillermo Velarde, España buscaba fabricar armas nucleares en los años 60 y 70, pero nunca llegó a completarse
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En las décadas de 1960 y 1970, en plena Guerra Fría, el régimen franquista en España desarrolló en secreto un ambicioso plan conocido como Proyecto Islero, con el objetivo de dotar al país de armamento nuclear. La iniciativa, liderada por el brillante científico Guillermo Velarde, se prolongó durante años, pero finalmente no llegó a completarse debido a presiones internacionales y diferencias internas en el gobierno español.
El Proyecto Islero arrancó en 1963, en un contexto de aislamiento internacional para España. Sin embargo, la ubicación estratégica de la Península Ibérica y el anticomunismo de Franco llevaron a Estados Unidos a buscar su amistad. Fue entonces cuando el gobierno español aprobó el proyecto para desarrollar un arsenal atómico disuasorio, especialmente ante la tensión con Marruecos por los territorios españoles en el norte de África.
Guillermo Velarde, el padre de la bomba atómica española
Guillermo Velarde, un destacado ingeniero del ejército español, fue el principal impulsor y responsable técnico del Proyecto Islero. Tras completar su formación en Estados Unidos, Velarde planteó a sus superiores la posibilidad de que España fabricara sus propias armas nucleares aprovechando los conocimientos adquiridos. El proyecto recibió el visto bueno del general Agustín Muñoz Grandes, vicepresidente del gobierno, y se puso en marcha en la más estricta confidencialidad.
Velarde y su equipo trabajaron en la sombra en las instalaciones de la Junta de Energía Nuclear (JEN). Determinaron que la opción más viable era la fabricación de una bomba de plutonio, ya que el enriquecimiento de uranio requería instalaciones demasiado complejas y costosas. El plan contemplaba nueve etapas, desde el desarrollo de los códigos de cálculo hasta la elección de un reactor nuclear capaz de producir el plutonio necesario.
El descubrimiento clave en Palomares
Un accidente inesperado en 1966, cuando un bombardero estadounidense cargado con bombas termonucleares chocó con otro avión cisterna sobre la localidad española de Palomares, dio un giro a las investigaciones de Velarde. Al examinar los restos de las bombas caídas, el científico descubrió el papel clave que jugaba el poliestireno en las bombas termonucleares, un secreto celosamente guardado por EE.UU. Gracias a este hallazgo, España se convirtió en uno de los pocos países con el conocimiento para desarrollar la devastadora bomba H.
Obstáculos y cancelación del proyecto
A pesar de los avances, el Proyecto Islero enfrentó numerosos obstáculos. Las diferencias entre los ministros tecnócratas, partidarios de una mayor integración de España en el bloque occidental, y los militares nacionalistas como Muñoz Grandes, que apostaban por la independencia defensiva del país, llevaron a Francisco Franco a suspender el programa en 1966 ante el temor a posibles sanciones de Estados Unidos.
Aunque Franco permitió a Velarde seguir investigando, el proyecto ya no contó con los mismos recursos. En 1974 hubo un intento de reactivarlo, pero la presión del presidente estadounidense Jimmy Carter para que España firmara el Tratado de No Proliferación Nuclear y la adhesión del país a las salvaguardias del Organismo Internacional de la Energía Atómica en 1981 hicieron inviable su continuidad. Finalmente, en 1987, el gobierno de Felipe González anunció la adhesión de España al tratado, poniendo punto final definitivo al Proyecto Islero.
Tratado de No Proliferación Nuclear
El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) es un acuerdo internacional que busca prevenir la propagación de las armas nucleares y la tecnología armamentística, promover la cooperación en los usos pacíficos de la energía nuclear y avanzar hacia el desarme nuclear. Fue abierto a la firma en 1968 y entró en vigor en 1970. Actualmente, 191 países son partes del tratado, incluyendo las cinco potencias nucleares reconocidas: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China.
Según expertos, aunque España podría haber llegado a dotarse de un número limitado de primitivas armas atómicas de fisión alimentadas con plutonio, estas habrían tenido una potencia explosiva reducida, opciones de transporte y empleo limitadas, y sistemas de protección vulnerables. Además, el país no estaba en condiciones de experimentar con ellas. La historia del Proyecto Islero permaneció en secreto hasta que Guillermo Velarde la reveló en un libro autobiográfico en 2016, dos años antes de su fallecimiento.
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