El poder de las infusiones: ¿por qué tomarlas?
Beneficios infusiones
Estas preparaciones a base de hierbas poseen muchos beneficios para nuestra salud, llegando algunas a tener ciertos poderes curativos.
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Llegado el invierno y la ola de frío, las infusiones se convierten en unas gran aliadas a la hora de ayudar a templar nuestro cuerpo. No obstante, la naturaleza pone a nuestra disposición una gran variedad de hierbas silvestres que pueden aportar a nuestro organismo mucho más calor y bienestar, llegando a tener propiedades medicinales.
Estas hierbas, además de ayudar a combatir la sensación de frío y poseer componentes orgánicos que tienen beneficios para nuestro organismo y bienestar personal, favorecen una buena hidratación.
Durante estos días que estamos viviendo de frío, se suele reducir inevitablemente la sensación de sed (sobretodo en adultos mayores, puesto que la edad es un factor que ya de por sí la reduce), lo que puede llevar a una ingesta insuficiente de líquidos. Por ello, el hábito de tomar infusiones puede ser bastante útil a la hora de mantener suficientemente hidratado nuestro cuerpo.
Por otro lado, las infusiones contribuyen a una buena digestión, puesto que algunas hierbas pueden ayudar a metabolizar los alimentos ingeridos, concretamente la manzanilla, la menta y el jengibre, así como el boldo, el hinojo y la alcachofa (estos últimos deben evitarse durante el embarazo y la lactancia). El poleo menta, por supuesto, también puede ayudar a sobrellevar comidas copiosas y digestiones pesadas.
En la Antigüedad esta hierba la utilizaban las mujeres embarazadas para calmar sus náuseas, así como para relajar la tensión muscular durante el parto, principalmente porque posee propiedades calmantes y digestivas. Por lo tanto, puede ayudar a paliar los trastornos digestivos leves y su uso puede ser un acierto, por ejemplo, tras atracones.
También el hinojo y la alcachofa, junto con el diente de león, la cola de caballo y el té verde, poseen un efecto diurético, por lo que ayudan a contrarrestar la retención de líquidos, problema que también puede ser resultado de un atracón de comida.
Con respecto a las propiedades calmantes, cabe añadir que la melisa, originaria de las zonas mediterráneas del sur de Europa, ya era usada por los monjes carmelitas para la elaboración de su popular agua del Carmen, también conocida como agua de Toronjil, cuya finalidad es calmar los estados nerviosos, aunque en la actualidad, la reina de las infusiones a la hora de aplacar los estados de ansiedad, es la tila, que ayuda a combatir el estrés gracias a sus propiedades relajantes.
Además, la valeriana y el té de Ashwagandha también destacan por sus efectos relajantes y ansiolíticos, así como la pasionaria, la lavanda, el té de Kava y el cedrón o hierbaluisa, aunque estos últimos citados carecen de estudios científicos contundentes que garanticen su efecto de relajación en el organismo.
No obstante, beber una infusión tranquilamente, sea del tipo que sea y siempre que no lleve compuestos con teína o cualquier otro estimulante, ya implica hacer una parada en tu día a día y bajar el ritmo cardíaco, por lo que consecuentemente te generará una sensación de relajación.
Además, si la consumes al final del día, a consecuencia de los explicado anteriormente, podrá ayudarte en tu rutina de propiciar el sueño y evitar el insomnio.
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