La piel, el órgano más expuesto
Estética y cuidados
El cuidado de la piel es importante en cualquier época del año, pero ahora, con la llegada de la primavera y la época estival, es imprescindible hidratarla y protegerla intensamente
Decía el poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer que “mientras haya en el mundo primavera, habrá poesía”. Con ella, la estación de las flores, el buen tiempo y el sol, aflora un olor tan propio que alegra los sentidos, enamora a los corazones, y, en su parte más negativa, altera a los alérgicos y a aquellos más vulnerables a a los cambios de tiempo.
Al ser el órgano más expuesto, la piel se arriesga continuamente a sufrir cualquier cambio en el ambiente. Con la llegada de la primavera, la dermatitis se convierte en una de las protagonistas de la temporada haciendo brotar las erupciones, secando e irritando la piel, e incluso provocando hinchazón y picor.
Aunque para este tipo de dolencias también existen fármacos concretos que son recetados por alergólogos y médicos de cabecera, hay ciertas formas de atenuar los efectos de la llegada de la primavera en el cuerpo.
Así, por ejemplo, el aloe vera es el remedio natural por excelencia para el cuidado de la piel. Su alto contenido en minerales como el calcio, el fósforo, el potasio, el zinc, el magnesio y el cobre contribuyen a que la piel se nutra intensamente.
Aunque actualmente se comercializan numerosas cremas de aloe vera, lo ideal es usarlo en estado puro, es decir, directamente de la hoja de la planta. Esto se debe a su alto contenido en saponina, una sustancia que, podría decirse, actúa como el jabón en la piel, de forma que su función es introducirse en el poro y extraer la suciedad. Estas sustancias, además, tienen una fuerte utilidad antiséptica, de modo que ayuda a prevenir las posibles infecciones.
Esta planta en su estado más natural acelera la eliminación de las células muertas, así como estimula el nacimiento de la piel nueva. Por ello, es un remedio ideal para los desagradables eczemas, rojeces e irritaciones que hacen acto de presencia en esta época del año en la que, además, cada vez la piel se ve más expuesta al calor y a las altas temperaturas y, por tanto, es más probable que sufra y se resiente.
La piel tiene memoria, y su cuidado ante los agresivos rayos uva es crucial. Por la variabilidad del tiempo en primavera, es fácil encontrar que un día está nublado, y al siguiente hace un sol que deslumbra. Por ello, y aunque la correcta hidratación de la piel ayudará a que no sufra enteramente los efectos del sol, también es importante usar siempre crema solar.
Con ella no solo se previene efectos tan negativos como el cáncer de piel y los melanomas, sino que también se evita el envejecimiento excesivo de la misma, dando paso a las arrugas, las manchas y la excesiva resequedad.
Rosa mosqueta
La lucha contra el paso del tiempo se ha convertido en un producto de compra y venta en las tiendas de estética con la producción de cremas antiedad, cuyo principio fundamental son la vitaminas A y C.
Sin embargo, existen remedios naturales que no alcanzan los altos precios de las grandes marcas de belleza. La rosa mosqueta es una de esas alternativas.
A través de la presión en frío de sus semillas, se extrae un aceite que está compuesto principalmente por ácidos grasos esenciales, como es el caso del ácido linoleico (de la serie omega 6), además de contener antioxidantes y vitaminas A, C y E. Así, tiene un enorme poder contra los radicales libres causantes del envejecimiento, siendo un producto imprescindible que combate la aparición de las arrugas y reduce las manchas producidas por la exposición solar.
Este aceite tiene la capacidad de reparar la piel en la medida en que contribuye a la creación de colágeno y de fibras elásticas, principios que protectores ante las formaciones de cicatrices. Además, otra de sus características es que impide la pérdida de agua, aumentando la capacidad de hidratación de la superficie cutánea, y haciendo que la piel responda volviéndose tersa y luminosa.
De cara a la inminente llegada del verano es importante mencionar que, precisamente por las propiedades previamente expuestas, es una maravillosa solución contra las estrías, previniendo su aparición y atenuando las que ya existen.
Alimentación
Sin embargo, para lucir una piel perfecta, el primer remedio es cuidarse desde dentro. Por ejemplo, hay una serie de alimentos que, por su alto contenido en vitaminas y su gran valor antioxidante, son perfectos para consumir con cierta rutina durante este tiempo.
Por un lado, los cítricos y los frutos rojos poseen un gran aporte en vitamina C, considerada un potente antioxidante que interviene en la formación de colágeno, el responsable de evitar la destrucción celular y el envejecimiento prematuro. Otros alimentos ricos en este tipo de vitamina son las verduras como el pimiento, la col y el brócoli.
Por otro lado, la ingesta de zanahorias supone una fuente importante de betacaroteno, un precursor de la vitamina A que contribuye a reducir la flacidez y las arrugas. Se recomienda su consumo antes de exponerse al sol para, así, conseguir un bronceado más duradero. Además, esta verdura tiene propiedades fotoprotectoras, lo que no implica bajo ningún concepto que comerla pueda sustituir el uso de cremas solares.
Asimismo, por su alta concentración de licopeno, el tomate es otro alimento fundamental en esta época. El licopeno tiene la capacidad de proteger las células frente a los daños derivados de la acción de los radicales libres, aunque para que su efectividad sea total, se recomienda que la pieza debe estar madura.
Correcta hidratación
En la alimentación, el agua ocupa un papel muy importante. La mayor parte del cuerpo humano está compuesto por este líquido, lo que implica que su ingesta debe ser alta. Una correcta hidratación no se conseguirá únicamente con la aplicación de cremas, sino que lo recomendable es tomar en torno a dos litros de agua al día, lo que ayudará a tener una piel más limpia y libre de toxinas.
Sin embargo, para aquellos a los que tomar agua les resulta tedioso, existen multitud de infusiones y tés que, además de ayudar al cuerpo a hidratarse, poseen un alto valor antioxidante. Ejemplo de ello es el té verde, que, debido a sus altos valores en ponifelones, posee propiedades antioxidantes, anticancerígenas y antibióticas. Además, a este tipo de bebidas se les atribuyen también la cualidad de prevenir enfermedades cardíacas y del hígado.
Sin embargo, el té con mayor propiedades antioxidantes es, sin duda, el té blanco. Esto se debe a sus grandes cantidades de catequinas, que detiene la oxidación y, por ende, el mal funcionamiento de órganos vitales en el cuerpo. Esta sustancia, asimismo, es muy adecuada para prevenir la caída del cabello, así como para tratar la dermatitis seborreica del cuero cabelludo. Y, por si no fuera suficiente, tomar té blanco fortalece y estimula la producción de elastina y colágeno.
Cómo prevenir los síntomas de alergia primaveral
Pese a que se trata de la estación más bonita del año, la primavera suele causar una reacción bastante negativa en aquellos que padecen alergias estacionales, que no es más que una respuesta inmunológica ante ciertas sustancias que se manifiestas y multiplican durante estos meses, como es el caso del polen.
Este padecimiento puede manifestarse de innumerables formas: resfriados continuos, mucosidad excesiva, hinchazón y picor en los ojos, e incluso dermatitis, entre otros tantos. Debido a la incomodidad de estos síntomas, los más veteranos recurren a las vacunas y a los antihistamínicos, aunque esto no siempre es suficiente.
Para que la alergia no ataque de forma brusca, se recomienda no salir a las horas en las que la concentración de polen sea mayor, que es por la mañana y a las últimas horas de la tarde. Además, teniendo de guía las mismas horas, los expertos aconsejan no ventilar la casa en esos periodos, y así evitar que el polen invada el hogar.
Por otro lado, se recomienda no pasear por jardines, parques y demás establecimientos en los que haya muchas flores y vegetación, ya que lo idóneo, aprovechando la llegada del buen tiempo , son los paseos por la playa y los lugares libres de plantas.
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