¿Qué personas deben seguir usando mascarilla en interiores?
Desde el 20 de abril tan solo serán obligatorias en hospitales, farmacias, residencias y transportes públicos
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El fin de las mascarillas en interiores reducirá el número de cefaleas
A partir del día 20 de abril las mascarillas dejarán de ser obligatorias en interiores, un nuevo paso más y el más significativo para dejar atrás las restricciones resultantes de la pandemia del coronavirus. En esa fecha su uso obligatorio tan solo estará restringido a residencias, farmacias, hospitales y medios de transporte público.
Este nuevo mecanismo se encuentra enfocado a encontrar la nueva normalidad antes de la llegada de la pandemia, aprendiendo así a convivir con el virus y apelando a la responsabilidad de cada ciudadano. No obstante, los expertos advierten de que la pandemia aún no ha terminado y que las llegadas de nuevas olas pueden provocar que la población se encuentre con la alerta baja. El blog Uppers ha analizado las consecuencias de esta nueva medida y ha consultado a varios expertos sobre el uso de mascarillas en colectivos vulnerables; apoyado todo ello por las recomendaciones de la SEPAR, Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica.
Eliminación de las mascarillas pero con prudencia
La SEPAR aconseja "mantener la prudencia por la permanencia del riesgo epidemiológico elevado y la posibilidad de desarrollo de nuevas cepas"; especialmente en estos meses de grandes aglomeraciones provocadas por fechas tan significativas como la Semana Santa o las diversas ferias. El virólogo Estanislao Nistal recomienda que "todas las personas que tengan infecciones respiratorias, especialmente en los casos de gripe y SARS-CoV-2 deberían de protegerse con mascarilla. En los momentos en los que la circulación de estos virus respiratorios sea alta, se debería de tener algunas precauciones con las personas de más riesgo".
Del mismo modo, los expertos consultados por Uppers recalcan que los enfermos crónicos y los mayores de 60 años "deberían mantenerla en interiores. Nistal también coincide con la SEPAR en la necesidad de portarla "en espacios muy cerrados y con poca ventilación, o espacios de riesgo de contagio como centros de salud en los que se pueden confundir el coronavirus con síntomas de alegría o pseudogripales, es muy importante mantenerla".
Existen determinados colectivos que durante la pandemia han resultado ser más vulnerables que otros. La eliminación de la mascarilla supone una libre circulación del SARS-CoV-2, pero el virólogo admite que "la mayor parte de la sociedad tiene inmunidad frente al virus y en la mayor parte de los casos esta va a ser suficiente para que la infección no sea grave. Sin embargo, esto significa que para algunos casos la infección por el virus puede ser grave". En este último caso entran en juego "actores como la edad, la diabetes, tener algún tratamiento inmunosupresor, estar embarazadas, enfermedades cardiovasculares, pueden hacernos más vulnerables a las a padecer COVID, aunque también otras enfermedades como por ejemplo la gripe. Si con la pandemia hemos aprendido la lección, es posible que, en el futuro, podamos tener hábitos que reduzcan las infecciones de los virus de transmisión aérea”.
Del mismo modo, "tampoco debemos olvidarnos de los pacientes con patología cardiopulmonar, pacientes con varias enfermedades a la vez, pacientes oncológicos y con ámbitos en los que contactan con muchas personas a diario como pueden ser todos aquellos que trabajan en atención al cliente", como colectivos vulnerables. Nistal alerta de que "cuando estamos infectados, deberíamos de ser conscientes de que no tanto nosotros, sino otras personas, en la cadena de contagio, lo pueden pasar mal y por responsabilidad tratar de minimizar nuestra interacción con otras personas y llevar mascarilla si esas interacciones son inevitables. No es ético no hacer nada sabiendo que estoy infectado".
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