La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La Sevilla fina en la caja de Sánchez-Dalp
Una persona con periodontitis tiene una herida infectada de entre 24 y 40 centímetros cuadrados de superficie. Bajo la encía (entre ésta y el diente), se encuentran millones de bacterias patógenas en contacto con la raíz del diente y la cara interna de la encía (que está ulcerada); esto provoca importantes repercusiones negativas en la boca: sangrado, mal aliento, movilidad de los dientes e incluso pérdida de los mismos, alteraciones estéticas y funcionales.
En los últimos años numerosas investigaciones están constatando que la presencia de esa infección crónica en la encía puede tener también importantes consecuencias sobre el resto del organismo. "Al tener millones de bacterias infectando las encías, se produce una situación de inflamación general a nivel de todo el cuerpo, como se ha observado midiendo un marcador en sangre: la proteína C reactiva", explica Juan Blanco, presidente de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), que celebra estos días en Girona su reunión anual.
La proteína C reactiva (PCR)es un importante marcador de ateroesclerosis y un indicador de riesgo para enfermedades cardiovasculares.
Los expertos sugieren que los niveles de PCR en pacientes con periodontitis están normalmente elevados. "Por término medio, una persona con periodontitis tiene unos niveles CRP superiores en 1,65 miligramos por litro a los individuos sanos". Además, se están empezando a hacer estudios para evaluar si el tratamiento de las encías puede reducir los niveles de CRP en pacientes con periodontitis. "Una boca sana es mucho más que unos dientes sanos: una boca sana es parte inseparable de la salud general", subraya.
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