Qué peligros esconde la adicción de los menores a los videojuegos

El parricidio ocurrido en Elche a manos de un menor de 15 años ha despertado un nuevo debate en la sociedad con respecto al uso indiscriminado de la violencia en los videojuegos.

"Un chaval de 15 años lleva una vida normal, tranquila, sin antecedentes, se lleva bien con casi todo el mundo, con familiares, amigos, colegas del colegio, pero tiene una doble vida y vive en el mundo virtual de los ordenadores, pasa mucho tiempo con juegos violentos y muertes virtuales", ha planteado el psiquiatra forense José Cabrera sobre las causas de la tragedia.

"A este muchacho en un momento dado le quitan el ordenador como castigo pedagógico por tener malas notas, y la reacción es fulminante con una enorme sangre fría, con tranquilidad, con pausa, esperando a cada uno de ellos. Mata a su madre, su hermano y a su padre, y luego como si de un juego se tratara, acumula los cadáveres y vive con ellos cuatro días. Trágico, increíble, tremendo", ha señalado también el experto.

Con este panorama, es lógico que hayan saltado las alarmas sobre qué provoca en los menores la exposición diaria a videojuegos y realidades tecnológicas paralelas.

Desvirtualización de la realidad

Ya en el año 2019, la Organización Mundial de la Salud incluyó el trastorno de la ciberadicción en su clasificación internacional de enfermedades. Este hecho, que debería haber sido tomado mucho más en serio, no ha servido como prevención al crimen anteriormente mencionado, y es que tanto profesionales como expertos de la salud mental reclaman más prevención y tratamientos para los pacientes que sufren adicciones tecnológicas.

Tal y como se entiende por parte de las personas competentes, una saturación de imágenes cruentas o de videojuegos de disparos virtuales pueden llegar a generar comportamientos violentos en los menores. Eso sí, esta exposición no convierten a un adolescente en un asesino.

Los expertos han coincidido en que un cerebro que no se encuentra completamente desarrollado, como es el caso de los menores y adolescentes, puede llegar a confundir un juego virtual con la vida real. Ahí han puesto el foco los profesionales, considerando de vital importancia detectar de forma temprana determinadas adicciones tecnológicas para, así, evitar conductas agresivas.

Otros efectos nocivos

Este tipo de videojuegos incrementa los pensamientos violentos, lo que lleva a que cualquier provocación se interprete como algo completamente hostil. A esto se une el grado continuado de excitación, que aumenta tanto los comportamientos como la tendencias dominantes.

Además, es muy peligroso en la medida en que crea expectativas de que la forma correcta de solucionar los conflictos es a través de la violencia. Esto lleva al desarrollo de patrones y comportamientos agresivos, así como a disminuir la reacción negativa hacia las agresiones, viéndolas, por tanto, como algo normal.