El objeto amoroso estaría entre las causas de la distimia femenina
El ideal conyugal basado en la perfección crearía síntomas como la fustración
El término distimia fue acuñado por Kahlbaum, aunque el sentido actual viene empleándose desde 1980 y se refiere a una depresión crónica de carácter leve, que puede distinguirse de la depresión mayor. Actualmente, las estadísticas apuntan que el doble de mujeres la padece respecto a los hombres. Por lo cual, no es de extrañar que los profesionales se hayan adentrado en la investigación de las causas de este trastorno mental en ellas. Un estudio reciente hecho a mujeres muestra que uno de los motivos estaría en la construcción del objeto del amor.
El psiquiatra José Manuel García Arroyo, responsable de la investigación, explica que "el objetivo era encontrar los componentes internos que sustentaban los síntomas depresivos, e ir más allá de cuanto se dice de estas mujeres en publicaciones y revistas especializadas". En las publicaciones a menudo se centra el trastorno depresivo en el aspecto bioquímico motivo que, por otro lado, satisface más a la mujer afectada. "Resulta más tranquilizador explicar la enfermedad como una cuestión biológica que hurgar en sus historias personales", defiende García Arroyo.
Los resultados del estudio destapan que estas mujeres mantienen un contacto perturbador con sus parejas, y que ello sería uno de los principales motivos originarios del dolor psíquico que muestran. El hallazgo amoroso suele ser en un principio desconocido tanto para la paciente como para el profesional que la asiste. Y la razón de que no pueda verse a priori sería por la creación de un tapón verbal: la mujer utiliza expresiones y lamentos sobre su afectación heredadas de otros, como por ejemplo, el médico de familia. Pero una vez disuelto este discurso apropiado, se disolverían las teorías bio y empezaría una compresión de la paciente que permitiría la mejoría clínica.
En las mujeres estudiadas se descubrió una dinámica de pérdida como en casi toda depresión distímica o neurótica. Sin embargo, esta pérdida no resultaba ser un simple desamor pues "si se simplificase a ello se resolvería con el divorcio de la mujer y la búsqueda de otra pareja", dice el psiquiatra. Muy al contrario, todas las mujeres seguían impertérritas con quienes eligieron. La perdía en ellas era interna: una pérdida del ideal del amor en conjunto. "Las afectadas mostraban que se habían jugado su vida prácticamente a una carta, la del amor. No les interesaba realmente nada más. Por ello, cuando el amor fallaba y perdían la ilusión en éste se producía un vacío demoledor que las derrumbaba". En este sentido, el especialista explica que el amor para ellas es un agarre de su personalidad, el resto de elementos como los amigos, trabajo o hobbies, no les mantiene vivas, en todo caso, sólo las alivia temporalmente. Este amor estructural suele estar formado de fantasías sobre la pareja, creen en el hombre perfecto como si de un cuento de príncipes azules se tratara, y no basan el amor en el conocimiento real del ser humano que pueda ser su compañero. En esas fantasías ellas desean ser adoradas continuamente, con lo que se vislumbra en estas mujeres una cierta "incapacidad para amar ", explica el psiquiatra.
Para Arroyo este hallazgo es revelador, pero es consciente de que está sujeto a prejuicios en dos direcciones. "Por un lado se piensa que las cuestiones del amor son pamplinas y no pueden deprimir. Y en segundo lugar, en nuestra disciplina psiquiátrica siempre se ha entendido el duelo por pérdida desde un punto de vista físico: un divorcio, una muerte...Y en el caso de estas mujeres distímicas no hay una pérdida física, porque están junto a sus esposos, sino una pérdida interna: incomunicación, vacío, frustración...En estos casos de distimia hemos encontrado que la perdida interna es tan fuerte como la externa".
Por último, el investigador también apunta que la mayoría de estas mujeres prefieren instalarse en la depresión a asumir que su estructura mental sobre el amor de fantasía es fallida. "Resignificar el amor para ellas es muy duro porque ha sido así durante años", concluye el psiquiatra García Arroyo.
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