Muere Sphen, el famoso pingüino gay australiano que incubó una cría con su pareja Magic

La hazaña más destacada de Sphen, que ha muerto anciano a los once años, fue adoptar y criar con éxito durante sus seis años de pareja con Magic a dos polluelos

Fotografía cedida por el Acuario SEA Life Sydney donde se observa al pingüino Sphen (atrás) en Sydney (Australia). / EFE/Sea Life Sydney

Sphen, el pingüino que saltó a la fama en 2018 después de que él y su pareja del mismo sexo Magic se convirtieran en padres de una cría que ellos mismos incubaron, murió a la edad de once años, según informó este jueves el acuario SEA Life de la ciudad australiana de Sídney.

Sphen, que pertenece a especie 'Pygoscelis papua', también conocidos como pingüinos juanito, gentú, papúa o de vicha, falleció a principios de mes de anciano ya que la esperanza de vida media que oscila entre los doce y los trece años, según un comunicado publicado por SEA Life, que calificó de triste el deceso.

La hazaña más destacada de Sphen fue adoptar y criar con éxito durante sus seis años de pareja con Magic a dos polluelos: Sphengic (Lara) en 2018 y Clancy en 2020.

"Sphen y Magic compartían un vínculo diferente al de la mayoría de las parejas de pingüinos: incluso se les podía ver juntos fuera de la época de cría, algo único en los pingüinos papúa", precisó el comunicado.

Pero más allá de su "historia de amor", Sphen y Magic, que han inspirado una carroza del festival Mardi Gras de la comunidad LGTBIQ+ de Sídney y aparecen en la serie de Netflix Atypical, contribuyeron a promover el respeto por la diversidad sexual y mensajes en favor de la conservación y acciones contra la crisis climática, agrega SEA Life.

Los pingüinos juanito -que habitan las islas subantárticas, especialmente en las islas Malvinas (Falkland), la Península Antártica, así como en colonias más pequeñas como la isla australiana Macquarie- alcanzan una estatura de entre 75 y 90 centímetros y pueden nadar a una velocidad de hasta 36 kilómetros por hora.

Los pingüinos subantárticos se enfrentan a una serie de amenazas, incluida la pérdida de hábitat y nidos de cría debido al calentamiento global y el consumo de desperdicios plásticos que a menudo se puede transmitir a sus crías al alimentarlos regurgitando el pescado que comen.

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