Una monja de 103 años saldrá del convento tras 84 años para ver al Papa
Jmj
Sor Teresita, que sólo salió del convento durante la Guerra Civil, asegura que "cerrará los ojos todo el camino" para que nada la distraiga.
Hace 84 años, Sor Teresita entró en un convento para dedicarse a Dios y desde entonces, su vida ha transcurrido entre las paredes del claustro, del que saldrá ahora brevemente para ver al Papa con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebra desde el martes en Madrid.
Sor Teresita, nacida Valeria, lleva toda una vida en el convento de Buenafuente del Sistal, a algo más de un centenar de kilómetros al noreste de Madrid, en la provincia de Guadalajara, en el que ingresó, a los 19 años, curiosamente el mismo día en que nació Joseph Ratzinger, el Papa Benedicto XVI, el 16 de abril de 1927.
Pero ahora, Sor Teresita, que sólo salió del convento unos días durante la Guerra Civil española (1936-1939), romperá su enclaustramiento para ver al Santo Padre, quien durante su estancia en Madrid con motivo de la JMJ recibirá a varios religiosas el próximo viernes.
"Dice que piensa ir todo el camino con los ojos cerrados para que nada la distraiga" durante el recorrido para ver al Pontífice, dijo la abadesa del convento, al hablar de la ilusión de Sor Teresita por ver al Santo Padre, recordando que la religiosa se ha visto algo sorprendida por la notoriedad alcanzada tras ser una de las protagonistas de un libro.
Sor Teresita, que podría presumir de récord Guinness de enclaustramiento, es una de las monjas de clausura entrevistadas por Jesús García para su libro ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, en la que repasa su vida y sus sensaciones tras una vida entre los muros del convento.
"¿Quién puede estar 84 años en un convento de clausura sin ser feliz? Claro que soy feliz", afirma la religiosa en este libro, en el que recuerda que su padre, un labrador, la animaba a ella y a su hermana a hacerse monja, tal vez como una forma de huir de la miseria.
"Mi padre, viendo la vida que llevábamos en el campo, ¡y pensando que las monjas no trabajaban! nos decía a mi hermana y a mí si no queríamos ser monjas... Y yo, por contentar a mí padre...", añadió Sor Teresita.
La religiosa admite que cuando entró en este convento cisterciense no sabía mucho de las monjas, pero a lo largo de los años ha sabido ser feliz con su vida: "Cada uno es feliz en su profesión. La felicidad se siente siguiendo cada uno su vocación".
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