"En un momento nos vimos rodeados de cadáveres"
Alguno de los supervivientes de la tragedia de Santiago narran lo sucedido.
"Iba con los cascos escuchando música y no escuché nada, sólo cuando descarrilamos. Había gente destrozada, muchas personas sangrando, esto es horrible". Uno de los pasajeros del tren que el miércoles descarriló cerca de Santiago de Compostela trataba de recordar lo sucedido.
El día después de la peor tragedia ferroviaria en cuatro décadas en España, los supervivientes intentaban narrar el horror vivido, haciendo en muchos casos grandes esfuerzos por recordar lo que su memoria confundía en imágenes dantescas sin orden cronológico. A las 20:41 del miércoles, en Galicia se produjo una tragedia que conmocionó a toda España. El tren que apenas seis horas antes había salido de Madrid con destino Ferrol descarrilaba en una curva muy pronunciada, cuatro kilómetros antes de llegar a la estación de la capital gallega, cuando esta y toda Galicia se preparaban para celebrar su día grande, el del Apóstol Santiago, en este 25 de julio.
El balance del siniestro, aún provisional, es escalofriante: 78 muertos y en torno a 170 heridos, una treintena de ellos en situación crítica. Las imágenes del siniestro, grabadas por una cámara de las vías y reproducidas por la televisión y los diarios digitales, son impactantes. El tren toma la curva antes de pasar por debajo de un puente. La locomotora se tambalea. El segundo vagón golpea contra el muro que separa la vía de una carretera elevada. Y vuelca la locomotora, arrastrando tras ella al resto de los vagones, que impactan también contra la pared. Todos los vagones se salieron de los raíles y quedaron desperdigados en la zona.
"Dimos muchas vueltas de campana y quedaron los vagones subidos unos encima de otros. Tuvimos que salir por debajo y nos dimos cuenta de que el tren estaba ardiendo", contaba un supervivientes.
A partir del fuerte impacto, lo ocurrido queda en una nebulosa para muchos de quienes sobrevivieron al accidente y quisieron contarlo. La vía de alta velocidad quedó convertida en un escenario dantesco, de amasijos de hierro, con vagones partidos y reventados. Junto a las vías, los servicios de rescate irían depositando después los cadáveres rescatados, que tapaban con mantas. "Mi esposa viajaba a mi lado y todavía no sé como está", contaba un viajero. "Nos vimos rodeados de cadáveres", decían dos universitarios.
Los primeros en auxiliar en el lugar del accidente fueron los vecinos de la parroquia de Angrois, junto a la que ocurrió la tragedia, a los que alertó un fuerte estruendo que muchos confundieron con una explosión. Sacaron heridos de los vagones, llevaron mantas, agua... "Las imágenes me recordaban a las que había visto por televisión del 11-M", contaba a La Voz de Galicia Abel, un joven aún conmocionado que había ayudado a viajeros atrapados en los vagones, uno de ellos una niña de unos cinco años. "Me preguntaba por sus padres".
Después llegaron los servicios de emergencia, los bomberos y las fuerzas de seguridad. "Las dos primeras horas sacábamos supervivientes. Luego todo eran muertos", narraba, aún afectado por lo que había visto, un agente de la Guardia Civil.
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