Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Madrid/El 60% de adolescentes en España elige la televisión y las redes sociales como principales medios para acceder a la información y también la mayoría reconoce que tiene dificultades para identificar una noticia falsa, incluso uno de cada cuatro ni se plantea contrastarla.
Según una investigación de Save the Children sobre desinformación y exposición de los menores a discursos de odio en el entorno digital, la principal vía para llegar a una información es a través de familiares o amigos (72%).
Además, el 51% de los niños y adolescentes no sabría identificar siempre cuándo una noticia es falsa y, aunque sospechen que lo es, el 25% de los adolescentes no la contrasta, mientras que un 56% recurriría a familiares y amigos para comprobar su veracidad.
"Nos preocupa que estos familiares y amigos también se estén informando a través de las mismas fuentes, lo que podría crear un efecto burbuja y ampliar el riesgo de perpetuar información falsa", alerta Catalina Perazzo, directora de Incidencia Política y Social de la ONG.
En la investigación, que incluye encuestas a 3.315 adolescentes e información de cinco grupos de debate entre menores de 10 a 17 años, los jóvenes reconocen estar expuestos a contenidos en redes que promueven el odio y estereotipos raciales y de sexualidad.
Los chicos son más vulnerables a discursos que niegan la violencia de género y otros movimientos machistas, racistas y homófobos. Las chicas son mayormente las destinatarias de esos discursos, recibiendo mensajes agresivos y ofensivos, lo que convierte el entorno digital en un espacio más hostil para ellas.
Además, ellas se ven más afectadas por la exposición constante a representaciones idealizadas de vida y estándares de belleza, lo que puede repercutir en su salud mental.
"La presión por amoldarse a cuerpos deseables y la cosificación genera baja autoestima y problemas de confianza, lo que puede derivar en trastornos de conducta o autolesiones", alertan los expertos en este estudio publicado este jueves.
Para Perazzo, "internet ha democratizado el acceso a la información, pero también ha facilitado la proliferación de contenido erróneo y perjudicial, que perpetúa estereotipos negativos, modelos irreales de vida y fomenta discursos de odio".
La entidad de defensa de la infancia destaca la vulnerabilidad de los menores ante esos contenidos: "La deshumanización caracteriza a menudo las relaciones en el mundo digital y provoca comportamientos que no se tendrían en el entorno físico".
A la pregunta sobre cuáles son los medios que utilizan de manera preferente para acceder a la información, el 60,6% marca la televisión, el 60,2% las redes sociales, el 32% la prensa on line, el 9% la radio y el 5% la prensa en papel.
Respecto a las redes sociales y los creadores de contenido, un 16% de los adolescentes considera que son siempre una fuente fiable de información, mientras que el 70% piensa que pueden serlo en determinadas ocasiones. Por género, los chicos confían más en esos perfiles: un 23% considera que son una fuente fiable, frente al 9% de las chicas.
Las chicas suelen seguir a personas con las que sienten afinidad, dan consejos o para conocer la vida privada de ciertos perfiles, mientras que los chicos tienden a interactuar más con personas relacionadas con el mundo de los videojuegos o el deporte.
Respecto a los jóvenes streamer o transmisores de contenido en directo a través de plataformas, el informe muestra que los chicos tienen por norma general más seguidores y adoptan conductas de riesgo, como son compartir comentarios sexuales recurrentes, hacer referencia a la pornografía, reseñar videojuegos de contenido erótico o banalizar en sus canales el consumo de drogas o actitudes de acoso.
En el caso de las creadoras de contenido, suelen tener un número de seguidores más bajo y se enfrentan con frecuencia a ataques en sus redes por defender a víctimas de abusos, visibilizar malos tratos de una ex pareja o por no cumplir con ciertos estereotipos estéticos, entre otros motivos.
Save the Children apuesta por educar a los menores en un uso responsable y seguro de internet, para dotarles de herramientas para evaluar la fiabilidad y credibilidad de las fuentes de información. Pero también, propone una educación en igualdad y afectivo-sexual que reivindique la igualdad entre hombres y mujeres y combata los estereotipos de género en el mundo digital.
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