Los límites de Doñana
Francisco García Novo
Universidad de Sevilla
Protagonista en Doñana es la Naturaleza. El nombre evoca un reducto donde animales y plantas mantienen su antiguo modo de vida, disputando suelos y aguas, espacio y luz a lo largo de las estaciones. El juego ecológico se desarrolla en un teatro natural que cambia sutilmente a escala secular y también en este aspecto es la Naturaleza protagonista.
Las generaciones humanas aplican sus conocimientos y sus medios, para explotar recursos, sintiéndose autores del espacio y señores del mundo natural. Pero son fuerzas planetarias las que remodelan el territorio, con singular empeño en el litoral y los estuarios. Las marismas medievales que se inundaban en marea alta, irán transformándose en islas y llanuras del estuario que cubría el agua en las avenidas del Guadalquivir y finalmente en tierra firme que encharca la lluvia. Los brazos del río anchos y numerosos se quedan reducidos a tres, más tarde a dos y finalmente a un cauce principal con caños laterales que pierden funcionalidad. Los suelos arenosos, siguiendo los cambios climáticos que se han repetido como pulsos, han sufrido movilizaciones capaces de levantar dunas, médanos en su denominación antigua, y moverse como colinas animadas sepultando bosque y lagunas, cruzando arroyos y atreviéndose con la marisma. Villamanrique, Hinojos, Aznalcázar, pueblos antiguos, han llevado sus rebaños a los pastos de la marisma, han explotado los bosques y han padecido las dunas que borraban los caminos y destruían los cultivos. El Coto del Rey, el antiguo Lomo del Grullo, ha sido cazadero real desde el siglo XIII, al que seguirá el de Doñana y la creación de Almonte en el siglo XIV.
Los concejos lucharán tenazmente por mantener los límites de sus términos frente a las apetencias de los reyes en Lomo del Grullo y de los condes de Niebla, después Duques de Medina Sidonia en el Sur. Los pleitos de Hinojos por la legua innovada del Coto del Rey y de Almonte por el territorio de la cuestión en el coto ducal, durarán más de un siglo. Una vez y otra, las lindes de los cotos real y ducal, son amojonados y una y otra vez los límites acordados son transgredidos por ambas partes, en expansiones y contracciones que son como latidos históricos del territorio. Doñana sustituye en el siglo XVI a la denominación de Bosque para el coto ducal, aunque las Marismas y los restantes topónimos persistieron secularmente, Será en el siglo XX, con la creación del Parque Nacional en 1969, cuando el topónimo comience a extenderse para englobar a las marismas de los municipios y paulatinamente otros espacios colindantes. La ampliación del Parque Nacional y sus preparques en 1979 y la creación del Parque Natural en 1982 lleva Doñana a una extensión inédita, que el Dictamen de la Comisión de Expertos de 1992 todavía amplía. Progresivamente Doñana emerge como nombre regional sustituyendo a los tradicionales de las Rocinas, las Marismas, el Condado, y borrando los de Coto del Rey, Lomo del Grullo, Arenas Gordas o Playas de Castilla. Los Parques de Doñana sumaban, con sus ampliaciones recientes 108.086 hectáreas, pero en diciembre de 2010 se ha propuesto una extensión de 13.000 hectáreas más elevando el área protegida a las 121.000. Desbordando el espacio legalmente protegido, la región de Doñana engloba hoy también una parte de los términos de Almonte, Hinojos, Aznalcázar, Villamanrique, Isla Mayor y Sanlúcar. Los ayuntamientos mencionados, la Reserva de la Estación Biológica, el Parque Nacional, los Preparques, el Parque Natural, la Reserva de la Biosfera del Programa Mab, los propietarios, han competido por definir sus derechos, su normativa, su administración y personal, sus privilegios, en definitiva sus límites en el microcosmos de Doñana.
En agosto de 2010 el Ministerio del Medio Ambiente (MARM) deslindó 9200 hectáreas de dunas del Parque Nacional declarándolas dominio público Marítimo Terrestre asumiendo competencias de la Junta de Andalucía. El palacio de Marismillas, elegido por el Presidente de Gobierno como lugar de vacaciones, quedaba incluido en esta interpretación maximalista de las dunas litorales. Los argumentos para deslindarlas son discutibles en un espacio que ha visto en los últimos siglos como los mantos dunares se movilizaban una y otra vez. La decisión fue inicialmente rechazada por la Junta de Andalucía aunque afortunadamente las administraciones nacional y autonómica han manifestado más tarde disposición a renegociar los límites. No lo saben, pero siguen una tradición secular que desde los Reyes Católicos se ha mantenido en el entorno: negociar los límites de las propiedades, fijarlos, y seguir modificándolos discretamente hasta la próxima negociación y nueva fijación de lindes. La Naturaleza sonríe ante los juegos humanos y sus vanos intentos para decidir qué es una duna. La Naturaleza ya tiene planes, ayudada por su cambio climático, para remover las dunas de Doñana en un futuro inmediato y promover otro nuevo deslinde. Desde hace al menos ocho siglos en el Coto del Rey y el Coto de Doñana, en las Marismas y bosques, en las lagunas y caños la intervención humana no ha impedido a la Naturaleza hacer su principal tarea: conservar para nosotros fauna, flora, paisajes, aguas y dunas. El legado de la vida en este rincón privilegiado de Andalucía.
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