La curramanta o marimanta, el ser espectral que atemoriza a los niños en la Sierra de Aracena
Seres del inframundo
Con la infidelidad como el origen, y una leyenda forjada a golpe de sábana y callejones oscuros, las curramantas aterrorizan en las frías noches serranas
La leyenda de la marimanta
Desvelado un gran enigma: las fascinantes líneas de Nazca posiblemente señalizaban caminos y senderos
En el diccionario de la RAE aparece la entrada coloquial marimanta cuyo significado es el siguiente: "Fantasma o figura con que se mete miedo a los niños". En la Sierra de Aracena y Picos de Aroche es conocida como curramanta. Por definición popular es un ser espectral tapado con una manta o sábana que se paseaba por las callejas de las diferentes localidades ejerciendo de asustador profesional.
En origen, este espectral ser no era más que una persona ataviada con ropajes amplios (sábanas blancas normalmente) y que cubría su identidad con motivo de una aventura extraconyugal. El significado de ir así era no ser identificado para poder realizar sin ser visto la infidelidad y poder desplazarse por las calles, en aquellos entonces poco iluminadas. En los pueblos, al ver a las personas con vestimentas similares a las de un fantasma se empezó a especular con la posibilidad de que eran seres del inframundo errantes que buscaban redimir su vida anterior.
El imaginario popular de un fantasma que se aparecía con una sábana por encima (la que taparía el cadáver a la hora de ser inhumado) convirtió en leyenda urbana lo que en un principio fue una opción para cometer tropelías amorosas.
Posteriormente, en algunas de estas localidades, nació la figura de los asustadores por ocio, que ni iban buscando a sus amores, ni eran almas ensabanadas. Ejercían de curramantas por pura pasión; asustar era un hobbie y cualquier bocacalle o esquina era un lugar idóneo para usarlo como guarida al uso. Un paso en falso a altas horas de la noche y la curramanta estaba a la vuelta de la esquina. Las abuelas, madres, vecinos y familiares usaron convenientemente la realidad y la leyenda para engrandecer el mito de uno de los seres para asustar a los niños más clásicos.
En la Axarquía malagueña existe también esta leyenda que se compagina con la pantaruja extremeña, que según la definición del Vocabulario extremeño es un "fantasma que asusta por la noche; se reviste con una sábana a modo de sudario ejerciendo de errante espectro o de alma en pena".
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