Opinión
Eduardo Florido
El estancamiento retórico de García Pimienta
El confinamiento que vivimos en muchas regiones del mundo para luchar contra la pandemia de la Covid-19, considerado uno de los mayores desastres globales desde la II Guerra Mundial, está teniendo algunos efectos sobre el medio ambiente que, en opinión de los expertos, "invitan a reflexionar".
La reducción de la actividad económica y de los desplazamientos asociada a las medidas adoptadas para reducir los contagios está produciendo mejoras en la contaminación local y en las emisiones de CO2.
Según el experto Pedro Linares, profesor de Industrial de la Universidad de Comillas, "al observar la actividad económica y la renta per cápita se llega a la conclusión de que la mayoría son destinadas a actividades en las que la emisión de CO2 es elevada".
En España, además, el confinamiento se nota especialmente porque el principal sector emisor de CO2 y de otros contaminantes atmosféricos es el transporte, ya que produce el 27% del dióxido de carbono y es responsable en un 80% de los daños de los contaminantes atmosféricos en las ciudades. Según datos aportados por el investigador, la demanda de combustibles de automoción ha caído un 40% y los de aviación en un 64%.
A partir de aquí, Pedro Linares señala que es importante tener en cuenta que la reducción de los impactos ambientales tiene lugar a escalas temporales distintas:
Cada vez más voces reflexionan sobre los paralelismos entre las respuestas a las crisis. Aunque influye que el confinamiento y los sacrificios asociados sean en este caso algo temporal, los cambios de comportamiento necesarios para luchar contra el cambio climático serían permanentes.
Según el profesor universitario, existen tres líneas de propuestas para convertir la crisis en una oportunidad:
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