La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Casi el 50% de los y las adolescentes y jóvenes españoles entre 16 y 29 años declaran que no han recibido educación sexual de calidad (funcional) ni por parte de sus familias (50,1%) ni en su centro escolar (45,9%). Sólo el 40% declara que su familia le ha proporcionado una educación necesaria o funcional en este ámbito y el 46% lo indica de su centro educativo. Esto denota una carencia de educación sexual entre la población joven, ya que es superior el porcentaje de jóvenes que declaran que no han recibido una educación afectivo-sexual de calidad que quienes dicen que sí la han recibido.
De hecho, poco más del 10% de adolescentes y jóvenes españoles de 16 a 29 años se muestra completamente satisfecho con la educación afectivo-sexual que ha recibido en el ámbito familiar (11,1%) o en el ámbito escolar (12,2%).
Una falta de información y orientación que, en cierta medida, suplen con el porno. De hecho, dos de cada diez creen que es un recurso útil para su educación sexual; el 56,1% afirma que el porno le ayuda a conocer y comprender mejor el sexo o lo utiliza como fuente de inspiración (49,5%).
Las consecuencias negativas de que consuman pornografía son, por ejemplo, que el 37% dice que el porno provoca que se creen una imagen falsa sobre cómo es el sexo realmente; el 31% cree que contribuye a generar fantasías sexuales en las que se ejerce o se recibe violencia; y casi el 36% afirma que incita a mantener relaciones sin preservativo.
Estos datos nos indican que el consumo de pornografía afecta al desarrollo sexual adolescente e impacta en su forma de entender la sexualidad. Por otra parte, la tecnología ha hecho que la pornografía sea más accesible, anónima e interactiva y se ha convertido en una pieza más del aprendizaje de la sexualidad adolescente, que afecta a su forma de relacionarse y puede derivar en conductas de riesgo o nocivas.
Estos son algunos de los resultados de la investigación Juventud y pornografía en la era digital. Consumo, percepción y efectos, presentada este jueves en una rueda de prensa. Realizada por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud de Fad y financiada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, tiene como objetivo generar conocimiento sobre el consumo y las actitudes ante la pornografía de adolescentes y jóvenes, así como sus implicaciones como agente de socialización y de educación afectivo-sexual.
El estudio se ha realizado consultando a una muestra representativa de la población joven residente en España de entre 16 y 29 años y a expertos y expertas en este ámbito.
Según Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud, "el peligro es que su sexualidad, que se forma a edades tempranas, asuma como normales comportamientos agresivos, violentos, de riesgo o degradantes para las mujeres. Si no empezamos a incorporar de forma más decidida la educación afectivo-sexual en la familia y en el curriculum escolar les estamos dejando a merced del porno. Es fundamental que les acompañemos en el desarrollo de su sexualidad de forma clara, que puedan contar con referentes como fuente de información veraz y confiable, que no sea un tema tabú o incómodo que evitemos".
"Además -en su opinión- también es prioritario que limitemos la oferta, que parece infinita en el ámbito digital, y las posibilidades de acceso a este tipo de contenidos a las y los menores, que pongamos en marcha los controles necesarios para que no encuentren y puedan consumir pornografía sin ni siquiera buscarla. Es un tema complejo, donde tienen responsabilidad muchos actores, pero que no podemos demorar".
El 45% de los adolescentes y jóvenes declara que tuvo contacto por primera vez con la pornografía alrededor de los 13 años. Accedieron a este tipo de contenidos porque sus amigos o amigas se lo facilitaron (4 de cada 10 así lo afirma) o porque se lo encontraron sin buscarlo (otros 4 de cada 10). Lo cual concuerda con que casi 8 de cada 10 jóvenes dice que fue fácil acceder a contenidos pornográficos por primera vez.
Después del primer contacto, el grupo de pares legitima el acceso, casi "como un rito de paso", como indican las personas expertas consultadas, y, en adelante, el consumo se produce principalmente en soledad (el 84,2% así lo declara), según chicos y chicas. Así, se llega a que el 62,5% de jóvenes de 16 a 29 años residentes en España afirma que consume pornografía en mayor o menor medida.
Sobre el tipo de contenidos consumidos, el 45,6% de adolescentes y jóvenes consume productos que muestran desnudos integrales y actos sexuales explícitos -sin violencia explícita- con mucha o cierta frecuencia. Le siguen los contenidos con desnudos integrales, pero sin actos sexuales explícitos, que afirma consumir frecuentemente el 30,7%; y los contenidos eróticos, que son consumidos a menudo por el 30%, sin desnudos ni sexo explícito.
Respecto a los contenidos a los que además se les suma violencia física o verbal, son vistos con asiduidad por el 24,7% de las y los jóvenes consumidores de porno, y un 16,6% reconoce que consume porno con alta violencia y humillaciones con mucha o cierta frecuencia. En este último caso, el de los contenidos altamente violentos y denigrantes, es el único donde hay más jóvenes que dicen no consumirlo que lo contrario.
Respecto a sus motivaciones, el 46,4% de los y las jóvenes españoles de 16 a 29 años afirman que la masturbación es el principal motivo para ver porno. Excitarse (36,7%) o divertirse (19,5%) también son factores influyentes, al igual que el consumo para reducir estrés, ansiedad o frustración (21,1%). Otros aspectos menos influyentes son la curiosidad (17,2%), descubrir gustos (16%) o aprender sobre sexo (11,8%).
La mitad de jóvenes cree que ve demasiada pornografía (16,5% cree que le pasa con mucha frecuencia o a menudo) y reconoce que ha intentado reducir el consumo sin éxito (22,9% le pasa con mucha frecuencia o a menudo).
Hasta un 40% afirma que ver porno afecta negativamente a ámbitos importantes de sus vidas y alrededor de un 35% ha dejado de hacer cosas que le interesan por hacerlo (14,1% con frecuencia). Hasta 30% reconoce que en algún momento ha tenido problemas con su entorno por ver porno (10,7% le pasa con frecuencia) o se siente mal cuando no puede verlo (12,8% con frecuencia).
Además de que aproximadamente uno de cada tres jóvenes cree que la pornografía puede fomentar un menor uso del preservativo y generar fantasías sexuales en las que se ejerce o recibe violencia, para más del 30% hay relación entre el consumo de pornografía y presionar a otras personas para tener sexo o realizar determinas prácticas sexuales. Además, el 28,2% de chicos y chicas cree que hay un efecto explícito del porno en la reproducción de la violencia.
La juventud percibe una gran presencia de violencia en la pornografía. Aproximadamente uno de cada tres afirma que es habitual encontrarse con: violencia física (38,4%), machismo y misoginia (34,8%) o violaciones o abuso sexual (33,3%). Uno de cada cuatro cree que los contenidos discriminatorios, violentos y denigrantes no son habituales.
Chicos y chicas tienen una visión muy diferente sobre la violencia contra las mujeres y la pornografía; ellas son más críticas y creen que hay mucha mayor vinculación entre porno y violencia. Según aumenta la edad aumenta, también la concienciación en torno a la violencia sexual y la situación de discriminación sufrida por las mujeres en el porno.
La adolescencia es una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios y que incluyen también todos los relacionados con la sexualidad. Conscientes de ello, Fad Juventud lanzó en 2022 una campaña digital a padres y madres para alertar sobre las graves consecuencias que puede tener sobre sus hijos e hijas un acceso temprano a la pornografía y la necesidad de la educación afectivo sexual en el ámbito familiar.
"Como padres y madres no podemos mirar hacia otro lado por muy incómodo o difícil de tratar que nos parezca este tema. Con esta campaña quisimos visibilizar el tema, que deje de ser tabú, y que las familias sean conscientes. En la web de Fad hay contenidos formativos para que aprendan a abordar este tema desde las familias y cómo acompañarles en su vida digital de forma segura", ha añadido Martín Padura.
La campaña "Por no, porno", diseñada por la consultora creativa PINK Lab™, invita a los padres a consultar la web de FAD donde podrán encontrar información de ayuda sobre cómo enfrentarse a esta difícil tarea.
Ésta, que consta de tres vídeos de 45” y formatos digitales (banners, social ads, etc.), se difunde en las principales redes sociales y medios de comunicación que prestan su apoyo a la iniciativa.
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