El 71% de jóvenes nunca han fumado, pero el hábito aumenta con la edad

La influencia es la principal razón (53%) de que empiecen a hacerlo, mientras los padres rebajan el problema: entre el 30% y el 50% desconocen que sus hijos fuman

Existen aun mitos entre la juventud que dulcifican los potenciales riesgos del tabaco.
Existen aun mitos entre la juventud que dulcifican los potenciales riesgos del tabaco.
Manu Mediavilla /Madrid

tabaquismo, 24 de noviembre 2011 - 01:00

Sobre la base de que el tabaquismo es la principal causa de muerte prevenible en España y de que sus enfermedades asociadas suponen un enorme gasto sociosanitario (15.000 millones de euros en costes directos e indirectos), los hábitos fumadores de la juventud pueden verse como un vaso medio lleno o medio vacío. En clave parcialmente positiva, un 71,3% de jóvenes de 12 a 20 años nunca han fumado. En clave más pesimista, la costumbre del cigarrillo va aumentando con la edad: el 5,1% de fumadores de entre 12 y 15 años se quintuplica (27,4%) de los 16 a los 20 años.

Quedan, además, un par de claves para la reflexión. Por una parte, la importancia de la influencia grupal en el inicio del hábito tabáquico: para el 52,9%, la principal razón es la necesidad de asegurarse la integración en el grupo de amistades, por encima del 34% que alude al deseo de experimentar con referencias como "por probar" o "como un juego". Por otro lado, la impresión de que padres y madres tienden a rebajar y suavizar el problema, lo que les lleva a enterarse solo a medias del consumo de cigarrillos de sus hijos e hijas.

Aunque la versión filial reduce a un tercio de progenitores (29,8% de madres y 34,1% de padres) el desconocimiento de que sus chavales fuman, el retrato global sugiere que prácticamente la mitad no lo sabe: el 18% de jóvenes se reconocen fumadores (10,5% a diario, 7,5% no a diario), pero sólo un 9,5% de progenitores creen que lo son; la diferencia entre realidad y visión paterna es aún mayor (10,7% a 3,7%) en el caso de jóvenes que ya no fuman pero lo hacían antes.

Los datos citados están incluidos en el estudio sociológico Juventud y Tabaquismo de la Fundación Pfizer, que ofrece numerosas referencias para un análisis detallado y profundo de la cuestión. La edad media de inicio, por ejemplo, se sitúa en 13,9 años (15 creen los padres). Y ya asoma la mayor tendencia fumadora de las chicas, cuyo índice supera en 1-2 puntos al de los chicos.

La juventud está bien informada (92,6%) sobre los riesgos del tabaco, sobre todo a través de sus padres, centros educativos y medios de comunicación; internet es todavía una vía con más expectativas que utilización en este capítulo. Pero aún quedan por desterrar tópicos, mitos y desinformación, desde la creencia errónea de que la mayoría de la gente fuma (un 84,3% de los jóvenes piensa que es así en su colectivo, cuando ese hábito apenas alcanza al 18%), hasta la peregrina idea del poder adelgazante del tabaco (el 25,6% lo cree), pasando por los argumentos rotundamente equivocados que pretenden negar o rebajar sus efectos perjudiciales. Así, el 36,4% de jóvenes consideran erróneamente que "el tabaco sólo es malo para la salud si se consume durante muchos años"; el 23,6%, que "fumar poco o hacerlo de vez en cuando no es peligroso para la salud"; y el 13,9%, que se exagera sobre sus perjuicios.

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