Los investigadores descartan que el avión de Air France se destruyera en el aire

El informe preliminar del siniestro revela que seguirá la búsqueda de las cajas negras hasta el día 10 · La aeronave colisionó verticalmente en el mar · Las sondas pudieron fallar, pero no es la causa principal

Alain Bouillard, responsable de la investigación, durante la rueda de prensa.
Alain Bouillard, responsable de la investigación, durante la rueda de prensa.
Agencias / París

03 de julio 2009 - 05:01

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Los expertos de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) francesa que tratan de esclarecer el siniestro del Airbus que cayó al mar entre Río de Janeiro y París el pasado 1 de junio descartan que el aparato explotara o se destruyera en pleno vuelo. Ésta es una de las conclusiones del informe sobre el siniestro que la BEA presentó ayer en rueda de prensa, en la que anunció que se mantendrá la búsqueda de las cajas negras hasta el próximo día 10.

El examen de las piezas recuperadas hace pensar que el avión de Air France llegó a rozar el agua y luego sufrió una "fuerte aceleración vertical" para evitar caer al océano Atlántico, precisó el responsable de la investigación, Alain Bouillard. Esa aceleración vertical se ha podido constatar en algunos de los 640 elementos recuperados del avión como, por ejemplo, en donde se guarda la comida para los pasajeros, ya que, según explicó Bouillard, todas las bandejas estaban en el fondo del mueble.

Otra conclusión es que "los pasajeros no estaban preparados para un amerizaje", dijo, porque ninguno de los salvavidas estaba hinchado. Respecto a las sondas encargadas de medir la velocidad del Airbus, Bouillard indicó que, aunque se constataron "incoherencias" en las mediciones del vuelo, son un elemento más a tener en cuenta a la hora de analizar lo ocurrido, pero "no la causa" del accidente.

El responsable de la investigación declaró que el análisis de los mensajes Acars (Aircraft Communications Adressing and Reporting System) del avión indican una "incoherencia en la velocidad medida por los sensores", aunque destacó que estos sensores, llamados pitots son "un elemento pero no es la causa del accidente". "Son el primer eslabón de la cadena anemométrica y sospechosos de estar en el origen de esta incoherencia en la velocidad, pero es uno de los factores, no el único", dijo Bouillard. Air France ha tenido en total nueve incidentes con los pitot, entre mayo de 2008 y marzo de 2009.

La investigación sobre el AF 447 es pues "difícil" y ninguna hipótesis sobre las causas del drama parece dibujarse con claridad, según Bouillard. El informe, presentado cuando se cumple un mes del siniestro, revela que a lo largo del vuelo se recibieron 26 mensajes procedentes del aparato, los dos primeros poco después del despegue hablaban de un problema en los baños, y otros 24 se emitieron entre las 2:10 y 2:15 horas.

El responsable de la BEA señaló que, una vez haya concluido el período de búsqueda de las cajas negras, aplazado ahora al próximo día 10, se abrirá una segunda fase de la investigación del accidente. En esa nueva etapa, los investigadores contarán con otros medios y seguirán un método de análisis diferente al que han utilizado hasta ahora.

La BEA ha recogido también los testimonios de tripulaciones que estaban en la ruta del AF 447 ese mismo día y tres de ellos son importantes: el IB 6024 de Iberia que cubría la línea Río de Janeiro-Madrid, que pasó doce minutos después del de Air France; el Air France 459, que pasó 37 minutos después, y uno de la compañía Lufthansa que pasó 20 minutos después del siniestrado. Sus declaraciones llevan a la BEA a constatar que todos estaban al mismo nivel y que todos constataron células tormentosas y turbulencias moderadas, así que los mapas de ruta para evitar las tormentas variaron entre las 10 y las 80 millas náuticas, es decir de 20 a 150 kilómetros. Además, todos tuvieron dificultades para entrar en contacto con el centro de control de Dakar (Senegal).

La tripulación disponía de todas las licencias y calificaciones, según la documentación analizada por la BEA relativa a los seis meses anteriores a la fecha del accidente. El mantenimiento del avión se realizó además conforme a la reglamentación en vigor y no se había mencionado ningún problema técnico.

Desde que se produjo el accidente el 1 de junio y hasta que el pasado viernes se dieron por finalizadas las operaciones de búsqueda de restos de las víctimas, se recuperaron 51 cadáveres, de los que 35 fueron identificados por médicos forenses brasileños. El Airbus transportaba un total de 228 personas de 32 nacionalidades.

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