Del turismo de incendios al de sequía: atraídos por el drama

El periodo de sequía o los incendios llevan visitas masivas a zonas afectadas por estos desastres

¿Por qué no podemos apartar nuestra mirada de las malas noticias?

El incendio forestal de la Vall d'Ebo, en el interior norte de la provincia de Alicante
Visitar zonas recién consumidas por el fuego, un destino en auge entre algunos turistas. / Efe
Daniel Caro Bozzino

24 de agosto 2022 - 13:01

Recorrer espacios asolados por el fuego o visitar pantanos vacíos son dos de las últimas actividades que los turistas han incorporado a su catálogo de visitas. Unas prácticas que, en el caso de las zonas calcinadas se desaconseja por su peligrosidad. Es el turismo de desastres. Una tendencia en auge con detractores y adeptos casi a partes iguales.

Si bien cabría esperar que este tipo de sucesos redujeran las cifras en lo que respecta a afluencia de turistas, lo cierto es que el turismo ha encontrado un atractivo en estas circunstancias.

Turistas de la sequía

La sequía que asola a casi toda España ha dejado al descubierto edificaciones que antaño quedaron totalmente sumergidas y ahora atraen a curiosos procedentes de todo el país. Este es el caso de la iglesia de Sant Romà, ubicada en el pantano de Sau, más concretamente e en la localidad barcelonesa de Vilanova de Sau, que llevaba bajo agua desde 1962 y ahora, a causa de la escasez de agua en el propio pantano, vuelve a estar a la vista.

Lo que podría ser un evento célebre no solo para visitantes, sino también para la población de este municipio y su Ayuntamiento, se ha convertido en un gran inconveniente para estos últimos, puesto que los grandes grupos de curiosos que buscan poder fotografiar y observar la famosa iglesia hundida han provocado, entre otras cosas, retenciones de tráfico en las varias entradas a esta localidad catalana, entorpeciendo el transporte de los vecinos. También se denuncian ciertas conductas incívicas por parte de los mismos turistas, como anunció el alcalde de Vilanova de Sau.

Además de estas problemáticas, se han dado casos parecidos en otras partes del país, como Galicia, Cantabria, Extremadura, Castilla y León y, por supuesto, Andalucía, comunidad especialmente afectada por el desabastecimiento hídrico.

Visitar zonas calcinadas

Otro dramático destino en auge entre los turistas amigos de lo inusual son las zonas devastadas por los incendios este verano. Hasta tal punto ha crecido el efecto llamada del fuego que las autoridades de comunidades como la valenciana, se han visto obligadas a recordar lo peligroso de acercarse a una zona recién extinguida, amén de lo que pueden llegar a entorpecer los trabajos que resten por hacer en esos montes aún humeantes.

Al sumar estos peculiares eventos a lo observado en otros muchos desastres naturales, donde se ha llegado a ver a personas viajando expresamente para fotografiar de cerca incendios y erupciones volcánicas como la de La Palma, entrando en las zonas restringidas incluso, cabe comenzar a cuestionarse la naturaleza de este tipo de actividades turísticas, que además de traducirse en incontables complicaciones para los habitantes de los núcleos afectados por estos desastres sin duda supone un peligro para los propios visitantes.

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