La otra globalización

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Pese a los avances obtenidos y a la mejora en el pronóstico de la leucemia infantil, siguen manteniéndose desigualdades importantes

Investigadores del Fred Hutchinson Cancer Research Center estudian el uso de la inmunoterapia para prevenir recaídas en pacientes con leucemia.
Investigadores del Fred Hutchinson Cancer Research Center estudian el uso de la inmunoterapia para prevenir recaídas en pacientes con leucemia. / Fhcrc
Ramiro Navarro

14 de abril 2017 - 02:31

La leucemia es el cáncer más común en niños de 0 a 14 años en todo el mundo y representa hasta un tercio de todos los casos de esta enfermedad en menores de 9 años y una cuarta parte de los detectados en niños de 10 a 14 años. La leucemia, el segundo cáncer de la sangre más común después del linfoma, comprende varias patologías. Los cuatro tipos principales son la leucemia linfocítica aguda (LLA), la leucemia linfocítica crónica (LLC), la leucemia mielógena aguda (LMA) y la leucemia mielógena crónica (LMC). Si bien es más frecuente en adultos mayores, se encuentra entre los cánceres infantiles más comunes. La leucemia linfocítica aguda representa aproximadamente 75 % de los casos de leucemia infantil.

El pronóstico de los pacientes con leucemia infantil ha mejorado en los últimos años, pero no es igual para todos. Se mantienen las desigualdades globales y en algunos países la supervivencia es de casi el doble que en otros. Así lo apunta un estudio internacional publicado en The Lancet Hematology, liderada por científicos del London School of Hygiene & Tropical Medicine de Reino Unido. El trabajo muestra los resultados de los avances logrados en los últimos años, pero reclama la necesidad de continuar mejorando el abordaje de estos tumores.

En muchos paísesas tasas de supervivencia son de casi el doble que la media más baja

Los autores del estudio analizaron datos de supervivencia de casi 90.000 niños obtenidos de 198 registros de cáncer de 53 países, y se centraron en los dos tipos de leucemia infantil más frecuentes: la linfoblástica aguda y la mieloide aguda.

Aunque la supervivencia a cinco años puede llegar hasta el 80-90% según el momento del diagnóstico y el subtipo analizado, en algunos países sigue siendo inferior al 60% en ambas enfermedades. Como muestra de la mejora de los últimos años el estudio cita el ejemplo de la leucemia linfoblástica aguda, cuya supervivencia a cinco años en Alemania es ya del 92% en los niños diagnosticados entre 2005 y 2009. Sin embargo, en Colombia es de un 52%. Una diferencia global que era incluso mayor entre los niños diagnosticados entre 1995 y 1999, ya que la supervivencia a cinco años en Austria era de un 87% y en China de apenas un 11%.

Asimismo, también se ha observado un avance significativo en la supervivencia a cinco años de la leucemia mieloide aguda, que, sin embargo, sigue siendo inferior a la de la linfoblástica aguda. En este caso, las diferencias entre unos países y otros también se han reducido. Si en los niños diagnosticados entre 1995 y 1999 la mayor tasa se encontraba en Suecia (72%) y la menor en China (4%), entre los diagnósticos realizados entre 2005 y 2009 la mayor supervivencia se observa en Alemania (78%) y la más baja en Bulgaria (33%).

Los autores atribuyen esta mejor supervivencia a las mejoras en el diagnóstico y tratamiento que se han logrado en los últimos años, y también defienden que si la supervivencia es tan alta en algunos países como Alemania o Austria es por una mayor adherencia a los protocolos de tratamiento.

En otros países, como Reino Unido, la supervivencia de la leucemia linfoblástica aguda ha pasado del 79 al 89% en el mismo periodo, mientras que en Estados Unidos ha pasado del 83 al 88%. En el caso de la mieloide aguda, ha crecido del 59 al 68% en Reino Unido y del 52 al 63% en Estados Unidos.

En China también ha aumentado sustancialmente la supervivencia a cinco años de ambos tipos de leucemia, pasando del 11 al 69% en la linfoblástica y del 4 al 41% en la mieloide.

Las posibilidades de supervivencia en todos los casos dependen de la edad del niño cuando se le diagnosticó la enfermedad. Así, los niños de entre 1 y 9 años en el momento del diagnóstico tenían un mejor pronóstico que quienes eran diagnosticados entre los 10 y los 14 años o antes de cumplir el año.

"Hay margen para mejorar el manejo de la leucemia infantil en muchos países", según ha destacado Audrey Bonaventure, autora principal de este trabajo, quien muestra la necesidad de combatir las desigualdades mundiales en el acceso a una atención adecuada.

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