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La Garduña: Un viaje a través de las sombras de la historia española

Recreación de un miembro de la Garduña con IA

En las brumosas páginas de la historia española, se esconde una organización que ha cautivado la imaginación y despertado el temor a partes iguales: La Garduña. Esta sociedad secreta, envuelta en un halo de misterio y leyenda, operó desde las sombras durante siglos, dejando una huella imborrable en la cultura popular. Los orígenes de La Garduña se pierden en la bruma del tiempo. Algunos la ubican en el Toledo del siglo XV, mientras que otros la asocian a las germanías, hermandades gremiales que, en ocasiones, se desviaban hacia el lado oscuro. Sea cual sea su origen, La Garduña se convirtió en un refugio para aquellos que vivían al margen de la ley, atraídos por la promesa de riqueza y poder a través de actividades ilícitas.

La Garduña extendía sus tentáculos por toda España, con especial presencia en las grandes ciudades como Sevilla y Madrid. Sus miembros, maestros del engaño y la violencia, se dedicaban al robo, el contrabando, el asesinato por encargo e incluso el espionaje. Operaban bajo un estricto código de silencio y lealtad, utilizando una red compleja de señales y códigos secretos para comunicarse entre sí.

La influencia de La Garduña se extendía más allá de sus actividades criminales. Se ha sugerido que la organización infiltró gremios y sociedades legítimas, utilizando su poder para manipular y controlar. Algunos incluso la relacionan con el origen de otras organizaciones criminales como la Camorra napolitana. A pesar de su desaparición, la leyenda de La Garduña ha perdurado en la cultura popular española. Libros, películas y series de televisión han explorado la historia y el mito de esta sociedad secreta, alimentando la fascinación por sus actividades y su oscuro legado.

Orígenes y Creación

La Garduña, según la leyenda, habría operado desde mediados del siglo XV hasta el siglo XIX en España y sus colonias. La sociedad toma su nombre del sigiloso animal depredador nocturno conocido como la garduña (Martes foina), destacando por su excelente vista, oído y olfato. Se cree que La Garduña nació en el contexto de las germanías o fraternidades criminales, con frecuencia organizadas tomando la estructura de una cofradía religiosa, desarrollando un poder, extensión y complejidad organizativa comparables a los de las grandes mafias modernas.

Algunas versiones sugieren que Hernán Cortés, el famoso conquistador del Imperio Azteca, fundó La Garduña tras su regreso a España, mientras que otras versiones indican que surgió de diversas bandas incontroladas de jaques en Toledo hacia 1412. Estas bandas extorsionaban, asaltaban y robaban las casas de musulmanes y judíos, excusándose en colaborar con la Inquisición.

La Garduña tenía como objetivo principal el enriquecimiento y el poder a través de actividades criminales como el asesinato, el robo, la extorsión y el contrabando. La organización operaba bajo un estricto código de silencio y lealtad, con rituales de iniciación y castigos severos para aquellos que traicionaban a la sociedad. La estructura jerárquica de La Garduña incluía rangos como "Maestro", "Hermano Mayor" y "Hermano Menor", similar a la de una cofradía religiosa, lo cual se reflejaba en la organización de sus actividades ilícitas.

El vocablo "Garduña" con su significado delictivo aparece en el Tesoro de la Lengua Castellana o española de Sebastián de Covarrubias (1673). Jerónimo de Barrionuevo, en sus Avisos de 1658, menciona que un cochero era "de los de la Garduña", refiriéndose a un gremio de pícaros y ladrones. Alonso de Castillo Solórzano, en su novela picaresca La garduña de Sevilla (1642), presenta a Rufina, una ladrona y estafadora profesional, ejemplificando el arquetipo de la hábil ladrona.

Influencia y Estructura

Se ha sugerido que La Garduña fue el origen de muchas sociedades criminales posteriores, como la Camorra napolitana, basándose en que Nápoles y sus territorios pertenecían a la Corona Española en esa época. La leyenda incluso menciona a tres caballeros españoles —Osso, Mastrosso y Carcagnosso— que habrían difundido las reglas y el código de La Garduña en Italia, originando la Cosa Nostra en Sicilia, la 'Ndrangheta en Calabria y la Camorra en Campania.

La Garduña copiaba su estructura de una cofradía religiosa, considerándose una hermandad. Una asociación piadosa llamada "San Hernando de los Afligidos" actuaba como tapadera de sus actividades ilícitas. La cúpula estaba formada por un directorio secreto de altos protectores, a los cuales solo tenía acceso el Hermano Mayor o Gran Maestre. Cada ciudad tenía su propia Garduña, con Sevilla y otras ciudades portuarias como las más poderosas.

Dentro de la organización, los capataces dirigían a dos tipos de malhechores: los punteadores (asesinos o matones) y los floreadores (ladrones). Por debajo de ellos estaban los postulantes, que asistían a los punteadores y floreadores y esperaban ascender en la jerarquía. Los aprendices, llamados fuelles, incluían soplones, chivatos, coberteras y sirenas, cada uno con roles específicos en la organización criminal.

La duración exacta de La Garduña es difícil de determinar debido a la naturaleza clandestina de la organización y la falta de pruebas documentales concretas. Sin embargo, se cree que operó hasta mediados del siglo XIX. En 1822, durante el reinado de Fernando VII, un juicio conocido como "Proceso de la Garduña" llevó a la captura y ejecución de varios supuestos miembros, marcando el principio del fin para La Garduña, aunque algunos creen que la sociedad continuó operando en la clandestinidad durante algún tiempo después.

La Garduña en la Cultura Popular

La leyenda de La Garduña ha perdurado en la cultura popular española, inspirando libros, películas y estudios históricos. Su influencia es evidente en obras como El misterio de la calle de Cervantes de Fernando Savater y en la serie de televisión La Garduña, que explora las actividades y la mitología alrededor de esta sociedad secreta.

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