Los no fumadores celebran desde ya su victoria sobre el humo
Nueva ley contra el tabaquismo El Gobierno espera que no haya insumisos "ni particulares, ni institucionales"
Para fumadores y hosteleros, España se convierte de esta manera en el país más prohibicionista de la Unión Europea · Pajín reconoce que adaptarse a la nueva ley "no será fácil ni de efecto inmediato"
RIP para el cigarro con la copita después de comer, condolencias para el ligoteo discotequero con el pitillo en la mano y un sincero pésame para los amantes del humo cargado de alquitrán, nicotina, monóxido de carbono e irritantes que nos tragábamos todos voluntariamente o no.
Los no fumadores han ganado la guerra contra el humo del tabaco arropados por un ejército de profesionales sanitarios y sociedades científicas y bajo el liderazgo de las ministras de Sanidad Trinidad Jiménez y Leire Pajín.
Estas amazonas no se han amedrentado ni ante las tabaqueras ni ante los hosteleros ni ante los estanqueros ni ante otros colectivos como el Club de Fumadores por la Tolerancia, hasta alzarse con la victoria de la prohibición total de fumar en todos los locales públicos cerrados, que entra hoy en vigor.
Fue en julio del pasado año cuando la ex ministra de Sanidad Trinidad Jiménez destapó la caja de los truenos al anunciar su voluntad de endurecer la Ley Antitabaco. Mientras muchos, sobre todo los trabajadores de la hostelería, comenzaron a soñar con pulmones limpios y gargantas sin carraspeos, otros anunciaron el apocalipsis.
La Federación Española de Hostelería vaticinó para el sector una caída del 10% de la facturación y 150.000 desempleados y, todo ello, en plena crisis económica. Una auténtica agonía para quien ya está sometido a la cartilla de racionamiento.
Cuando la derrota era inminente y el endurecimiento de la ley de 2006 daba zancadas por el Congreso, suplicaron al menos un campo de refugiados: pequeños espacios para fumadores en los locales de hostelería, separados físicamente del resto y sin servicio. Una veintena de integrantes del Club de Fumadores por la Tolerancia, vestidos con la estética de mayo del 68, entregaron en el Parlamento más de medio millón de firmas de ciudadanos partidarios de ese pequeño zulo para poder subsistir. Las rúbricas, recogidas en cajas que portaban el lema Prohibido prohibir, llegaron a manos de los parlamentarios en motos vespas y en furgonetas de aquella época, mientras se entonaba la canción Libertad sin ira, que se convirtió en un himno de la transición del franquismo a la democracia en España. El PP, tal vez por ser el principal partido de la oposición, enarboló la bandera de los ansiados cubículos, pero la mayoría parlamentaria dejó solos a los populares en su lucha sin cuartel.
Para fumadores y hosteleros, España se va a convertir en el país más prohibicionista de la UE, donde 24 de los 27 países han adoptado medidas intermedias que son respetuosas con los derechos de todos.
Pero es que en la retaguardia había un 70% de españoles a favor de la prohibición total, representados en el frente por más de 40 entidades del sector sanitario que forman parte del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, que no han cesado de bombardear al país con sus mensajes saludables.
Para el sector sanitario y científico, los pronósticos catastrofistas que airean los hosteleros sobre pérdidas en su volumen de negocio no son más que munición dirigida por la industria tabaquera, a la que creen que le ha salido el tiro por la culata.
Con la nueva ley, se acabó también aquello de que las compañías usen a los famosos en los medios de comunicación para animar al público a fumar.
Ante el escepticismo de algunos sobre si los españoles respetarán la ley, porque la fiesta con humo en esta tierra es religión, la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha reconocido que adaptarse a la prohibición "no será fácil ni inmediato". Mientras, el Gobierno confía en que "no haya insumisos, ni particulares ni institucionales", en referencia a la Comunidad de Madrid que abanderó la oposición a la anterior ley.
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