La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo llega a Andalucía

El mundo vive pendiente de la evolución de la pandemia por covid-19 pero no es ni mucho menos el único el único virus que ocupa, y preocupa, a la Organización Mundial de la Salud. Para la OMS la fiebre hemorrágica Crimea-Congo representa una de las enfermedades infecciosas emergentes más importantes. De hecho, está clasificada como una enfermedad prioritaria con potencial pandémico. Y empiezan a darse los primeros casos en Andalucía.

¿Qué es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo?

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (CCHF) es una enfermedad transmitida por garrapatas que causa una enfermedad grave. Tal y como explican desde la OMS, el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo se transmite a las personas ya sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados durante o inmediatamente después de la matanza, por lo que su hábitat natural y medio de transmisión es la industria ganadera (trabajadores agrícolas, de mataderos y veterinarios).

Es así como se introdujo en España, allá por el año 2016, principalmente en Madrid, Castilla-León y Castilla-La Macha, con el ciervo rojo como principal portador. Ahora, un lustro después un reciente estudio elaborado por el Centro Nacional de Microbiología ha detectado el virus en estos parásitos también en Extremadura y Andalucía. Bajo el epígrafe 'Detección generalizada de múltiples cepas del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en garrapatas, España' se han tomado muestras de más de 12.000 garrapatas para conseguir una visión más actualizada y real de la presencia en nuestro país de este patógeno.

La fiebre hemorrágica Crimea-Congo se ha considerado como una enfermedad exótica en España durante años, pero estos nuevos datos empiezan a replantear la situación para los expertos, que consideran que el aumento de la distribución y población de jabalís, cabras, corzos o ciervos está ayudando a la propagación del virus, así como los efectos del cambio climático, que está propiciando inviernos cada vez más suaves en España, lo que implica que los parásitos sobrevivan y se facilite su reproducción.

Aunque son casos extraños los que suelen afectar a los humanos, la preocupación es mayor porque la tasa de mortalidad asociada a esta fiebre hemorrágica de Crimea-Congo se sitúa cerca del 40% y se trata de un virus casi imposible de erradicar en España. Sin embargo, también es cierto que contraer el virus no implica necesariamente desarrollar la enfermedad.

¿Cómo detectar la fiebre de Crimea-Congo?

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo representa un gran riesgo para la salud por su potencial epidémico, las altas tasas de letalidad en humanos y la falta de medidas de mitigación efectivas. Según la OMS, la duración del periodo de incubación depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la fase de incubación oscila de uno a tres días, y los síntomas aparecen de repente y de una forma abrupta. ¿Cuáles son esos síntomas? Fiebre, dolor muscular, mareo, dolor de cuello, lumbago o irritación de los ojos.

También puede darse náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión. Incluso en los casos más graves pueden producirse taquicardias o que afecte a los riñones, provocando una insuficiencia hepática o pulmonar repentina a partir del quinto día de enfermedad.

Ya conoces que estamos ante un virus casi imposible de erradicar en España pero ¿cómo ponerle remedio? Entre las recomendaciones lanzadas por los expertos se encuentran ciertos comportamientos cuando visitemos el ámbito rural. No llevar chanclas en el campo, evitar tumbarse en el suelo, llevar botas, pantalón largo y dejar pocas zonas expuestas.