Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Crisis por el coronavirus
Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, es el hombre del momento. Le ha tocado lidiar con los datos y gestión del coronavirus, y su curiosa forma de expresarse y de comunicar ha hecho que se haya convertido en todo un personaje. Las críticas y alabanzas a su gestión están a la orden del día en la sociedad, y las historias en torno al pasado en África de Simón están circulando por redes. La última de ellas ha sido la historia en la que Fernando Simón corrió peligro de muerte en Burundi. La historia la dio a conocer el aventurero Marco Pascual, que se topó con Simón de forma casual en el país africano y comprendió la importancia y peligrosidad de su trabajo allí. Ocurrió en el año 1991.
Fernando Simón trabajaba en la ciudad de Ntita, donde debía cubrir un área de 40 kilómetros, dando cobertura sanitaria a más de 100 pacientes diarios y revisando el estado ingresados de un hospital local. Simón también era el encargado de impulsar la campaña de vacunación en la región. Debía madrugar y salir a las 5:00 de la madrugada para llevar las vacunas a diferentes poblaciones de Burundi.
Durante su estancia tuvo situaciones de peligros, y su labor para salvar vidas se convirtió en una situación de riesgo real. Así lo cuenta Pascual, que recuerda como el sanitario atendió un parto en el que se quedaron sin luz: "Cuando ella estaba abierta se fue la luz porque funcionaba con un generador de corriente de gasolina que alguien había robado. Se quedaron a oscuras, la mujer con la tripa abierta, sangrando y sin ver", cuenta el aventurero. "Simón mantuvo la calma y pudo salir airoso gracias a la luz de un candil, él lo atribuía a que había tenido suerte, pero demuestra los conocimientos que tiene para afrontar una situación extrema", asegura a varios medios de comunicación Marco Pascual.
El artista asegura que, además, en aquel momento se sufría una guerra de guerrillas y que Simón acudió a la capital del país para abastecerse de medicamentos pese a que conocía la prohibición de circular por la ciudad.
"Le acompañaba otra persona, y cuando iban a comprar las medicinas fueron tiroteados por los militares. Por suerte ese día salvaron la vida, pero por poco, los impactos de bala dieron en la parte lateral trasera de su todoterreno. Después de detener el coche, en la revisión de papeles y vehículo, encontraron el dinero que llevaba en un bolso para comprar las medicinas, y los militares se quedaron con él. Luego les dejaron seguir", relata Pascual.
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