Las explicaciones que se barajan al descarrilamiento de un tren en Chamartín que provocó el último caos ferroviario y pudo acabar en tragedia

Tren descarrillado en Chamartín
Tren descarrillado en Chamartín / M. G.

Madrid/El 19 de octubre, un tren descarriló y volcó en el túnel que conecta las estaciones de Atocha y Chamartín en Madrid. El incidente, que afortunadamente no dejó víctimas mortales, provocó importantes afectaciones en el servicio ferroviario de la zona, impactando a todos los trenes que tenían como origen o destino Valencia, Alicante, Murcia y otros puntos del este de España, tanto desde la capital como desde ciudades del norte del país.

Según la información proporcionada por fuentes de Adif, la empresa pública que gestiona la infraestructura ferroviaria española, en el momento del accidente no había pasajeros a bordo del convoy siniestrado. Los dos conductores que se encontraban en el tren, así como los dos mecánicos que estaban realizando maniobras, resultaron ilesos.

Tren remolcado sin tracción ni frenos

Según las primeras investigaciones, todo apunta a que un tren, probablemente averiado, subía sin viajeros hacia Chamartín remolcado por otra unidad. Ambos trenes estaban enganchados mediante el sistema estándar para ese modelo de tren. Sin embargo, en un determinado momento, el enganche falló, provocando que los trenes se separaran y quedaran independizados.

Mientras el tren tractor continuó su marcha hacia Chamartín, el remolcado se quedó sin tracción y sin frenos. Debido a la pendiente ascendente, este último fue perdiendo velocidad hasta detenerse por completo, para luego iniciar una marcha en retroceso hacia Atocha.

El tren, totalmente a la deriva, fue aumentando progresivamente su velocidad por efecto de la pendiente del túnel que tiene una diferencia de altitud de más de 100 metros, siendo Chamartín el punto más alto. Dada la gran velocidad que sin duda llegó a alcanzar, como se deduce de lo ocurrido al final, es muy probable que el convoy recorriera varios kilómetros en este estado.

Según fuentes de los sindicatos ferroviarios y algunos audios de los trabajadores, publicados por Vox Populi, al producirse el corte del convoy, el tren recorrió completamente descontrolado unos cuatro kilómetros, desde Chamartín hacia el Jardín Botánico, la siguiente parada en dirección, donde esperaba un tren de pasajeros lleno.

En el Puesto de Mando, donde se recibe información de lo que está sucediendo, seguramente se vivieron minutos de gran tensión y pánico, los responsables del control ferroviario no podían hacer nada para detener el tren desbocado, salvo cambiar las agujas y hacer que descarrillara.

"Lo que han hecho es mover las agujas de Jardín Botánico a desviada para que la unidad a la deriva por lo menos no se estampara contra el tren que estaba ahí parado", relataba un trabajador de Adif en uno de los audios que se han filtrado.

La situación habría sido aún más crítica si el tren, con pasajeros a bordo, hubiera iniciado su marcha hacia Chamartín por el mismo túnel a la distancia de bloqueo. Afortunadamente, esto no ocurrió.

Descarrilamiento providencial en la curva

El trazado del túnel es bastante recto hasta llegar al paso bajo el Jardín Botánico. En ese punto, existe una curva a la derecha (según se entra en Atocha) seguida de otra a la izquierda para acceder a la estación.

Cuando el tren llegó a la primera curva, a una velocidad muy superior a la máxima permitida para una curva de ese radio (similar a lo ocurrido en el accidente de Santiago), salió despedido hacia el exterior, arrastrándose con su parte alta apoyada en el hastial del túnel, donde dejó marcas inequívocas.

Las agujas de Jardín Botánico están diseñadas para una velocidad de 50 km/h, a una velocidad mucho mayor. "Ha pasado el tren ahí a la deriva pues a 100 o a 200 o a lo que fuera", estimaba el trabajador en el audio.

El vuelco se produjo en el coche que en ese momento iba en cabeza, que era el de cola en la marcha inicial del tren hacia Chamartín. El resto de la composición logró mantenerse en pie a duras penas. Debido al roce con las paredes y a la marcha de las ruedas ya descarriladas, el tren acabó deteniéndose.

Consecuencias evitadas por el descarrilamiento

Paradójicamente, este descarrilamiento y vuelco resultó ser providencial. Es difícil imaginar lo que podría haber sucedido si el tren hubiera logrado salvar esas curvas y se hubiera presentado a gran velocidad, sin control alguno y sin frenos, en la siguiente estación.

Los trabajos de reparación y las investigaciones siguen su curso, con el objetivo de esclarecer todas las circunstancias que rodearon este grave incidente ferroviario y tomar las medidas necesarias para evitar que algo similar pueda volver a ocurrir en el futuro. Renfe ya ha anunciado que el último fin de semana de octubre será complicado para el tráfico ferroviario porque el tren descarrillado será laborioso de retirar.

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