Qué países europeos ofrecen ya una prestación universal a las familias con hijos
Sociedad
Estas prestaciones varían en cuantía, criterios de elegibilidad y enfoque
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En Europa, varios países han implementado sistemas de prestaciones universales para apoyar a las familias con hijos para intentar aliviar la carga financiera de la crianza. Estas prestaciones varían en cuantía, criterios de elegibilidad y enfoque, desde prestaciones fijas hasta ayudas que se ajustan según los ingresos familiares o el número de hijos.
Francia destaca por ofrecer prestaciones familiares que dependen de los ingresos de los hogares, pero solo están disponibles a partir del segundo hijo. Además de las prestaciones por nacimiento o adopción, Francia proporciona ayudas para sufragar los costos de guardería hasta que el niño alcanza la edad escolar obligatoria.
Italia ha introducido un sistema que evalúa los ingresos, el patrimonio y la composición familiar para determinar la cuantía de las ayudas por hijo, con pagos que varían para familias con diferentes números de hijos y que incluso se extienden a los hijos aún no nacido.
España ofrece el Ingreso Mínimo Vital, dirigido principalmente a familias con ingresos muy bajos, con un complemento para familias con hijos discapacitados. La cuantía de la prestación varía según la edad de los hijos.
Bélgica y Suecia representan modelos donde la ayuda estatal por hijo es universal, es decir, todas las familias con hijos tienen derecho a recibirla, independientemente de sus ingresos. En Bélgica, la prestación varía según la administración local, mientras que en Suecia, el monto es fijo para todos los niños hasta que cumplen 16 años.
Portugal y Polonia también ofrecen ayudas universales, aunque en Portugal, la cuantía de la ayuda depende de los ingresos familiares y el número de hijos, y en Polonia, todas las familias con hijos menores de 18 años reciben una ayuda sistemática, con montos que varían según la edad del niño.
Hungría y Grecia ofrecen prestaciones que también dependen de los ingresos familiares, con ayudas específicas para el primer y segundo hijo, y en el caso de Grecia, incentivos adicionales para familias de regiones remotas.
La universalidad de estas prestaciones es una de las calves para su efectividad en la reducción de la pobreza infantil y la promoción de la equidad social. Los sistemas universales son generalmente más fáciles de administrar, gozan de mayor apoyo social y evitan el estigma asociado a las ayudas condicionadas.
Aunque la implementación varía, el objetivo común es aliviar la carga financiera de las familias y fomentar un entorno más propicio para la crianza de los hijos, contribuyendo así a la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social y al bienestar de las próximas generaciones.
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