La estrategia británica de aplazar la segunda dosis de la vacuna de Pfizer recibe respaldo científico
Coronavirus
Científicos aseguran que incluso antes de administrar la segunda dosis la vacuna es altamente eficaz
La Agencia Europea del Medicamento pidió poner la segunda dosis a los 21 días
Muchos son los aspectos de las vacunas que se mantienen en estudio para combatir el coronavirus. Uno de los que más debate está suscitando las últimas semanas es el de la administración de las dosis de las diferentes vacunas.
La mayoría de las vacunas autorizadas requieren la administración de al menos dos dosis para conseguir la máxima eficacia. Esto es así porque el primer contacto con el antígeno de la vacuna es capaz únicamente de desencadenar un determinado nivel de protección y éste se multiplica con dosis posteriores de la misma.
¿Cuánto tiempo debe pasar entre la primera y la segunda dosis de la vacuna? Ese es el gran debate. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) considera que la segunda dosis de la vacuna se puede administrar entre 21 y 28 días después de la primera sin que esto influya en su grado de eficacia, algo que choca frontalmente con la decisión que adoptó recientemente el gobierno británico y que responde a una estrategia de administrar la primera dosis al mayor número de personas posible.
Vacunar a los más vulnerables
La decisión del Reino Unido de ampliar el intervalo de tiempo ente la primera y la segunda dosis hasta 12 semanas se tomó cuando la campaña de vacunación ya había comenzado, argumentando que se consigue un mayor impacto a corto plazo en la salud pública, reduciendo el impacto mortal del coronavirus, pero sin ninguna evidencia científica que lo sostuviera. La comunidad científica se dividió ante esta estrategia, la Agencia Europea del Medicamento pidió poner la segunda dosis de la vacuna de Pfizer a los 21 días y la principal organización médica británica dijo estar preocupada por la decisión de su gobierno.
Sin embargo, un estudio de Danuta M. Skowronski, director médico del Centro de Columbia Británica para el Control de Enfermedades en Vancouver (Canadá) y Gaston De Serres, director médico en el Instituto Nacional de Québec (Canadá), respalda ahora la tesis del gobierno británico ya que calcula que después de la primera dosis hasta antes de la segunda dosis la inmunidad aún habría estado aumentando con una eficacia del 92,6%, por lo que ambos científicos defienden que con una primera dosis tan protectora, los beneficios derivados de un suministro escaso de vacuna podrían maximizarse aplazando las segundas dosis hasta que a todos los miembros del grupo prioritario se les ofrezca al menos una dosis.
Beneficios de vacunar a las 12 semanas
Ambos sanitarios reconocen que puede haber incertidumbre acerca de la duración de la protección con una dosis única, pero mantienen que la administración de una segunda dosis dentro de un mes después de la primera proporciona poco beneficio adicional a corto plazo, mientras que personas de alto riesgo podrían recibir una dosis en su lugar. Para ellos, dada la escasez actual de vacunas, el aplazamiento de la segunda dosis es una cuestión de seguridad nacional que, si se ignora, seguramente resultará en miles de hospitalizaciones y muertes relacionadas con Covid-19.
Para la agencia española de medicamentos y productos sanitarios la manera en la que se determina el intervalo entre las dosis se basa en la pauta con la que se haya vacunado en los ensayos clínicos de forma que, finalmente, se traslada a la ficha técnica de la vacuna una recomendación sobre la duración de dicho intervalo, ya que diferir la administración de la segunda dosis más allá del rango óptimo marcado en la ficha técnica tiene el riesgo de que la protección conferida por la primera dosis es de corta duración en comparación a la que se obtiene tras dos dosis.
Por ello, en el caso de ser necesaria una demora, la AEMPS recomienda que sea la menor posible. Se considera que el impacto de retrasar la segunda dosis de esta vacuna frente a la COVID-19 por un período de tiempo corto no va a disminuir la protección que se alcance.
Un retraso de una semana, que puede ser necesario por motivos de logística, de las condiciones de la persona que recibirá la vacuna, o de ajustes en la actividad asistencial, no se espera que tenga impacto en la eficacia de la vacunación.
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