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El coste de las entregas fallidas: multas por recoger paquetes del vecino (y que él recoja los tuyos)

Sociedad

Aunque mucha gente no lo sabe, una ley de 2010 contempla multas de hasta 140.000 euros por dejar paquetes a vecinos o conserjes sin el consentimiento explícito del destinatario

Cinco claves para hacer compras online más sostenibles

Un repartidor entrega paquetes en un domicilio.
Redacción

24 de abril 2024 - 16:10

En logística, se conoce como entregas fallidas a aquellas que se producen cuando el repartidor llega al domicilio del usuario para entregarle su paquete y no hay nadie en casa.

La solución habitual suele ser llamar por teléfono en el momento al interesado para comunicarle que no hay nadie en casa, o volver en otro momento, con el consiguiente riesgo de que tampoco haya nadie en casa...

Las entregas fallidas suponen un serio problema para todos los involucrados. Para el usuario, porque muchas veces le notificarán que directamente tiene que ir a recoger él mismo el paquete a alguna oficina de la compañía de logística, que no siempre le pillará a mano.

Para la compañía de logística, porque cada entrega fallida implica tener que regresar a ese mismo domicilio, lo que incrementa tanto los tiempos de entrega del resto de paquetes como el propio proceso de entregas, generando además trayectos adicionales (que contaminan), problemas de tráfico (muchas entregas fallidas suponen, en momentos de alta demanda, tener que fletar más vehículos) y una sobrecarga de trabajo para los repartidores.

Una de las soluciones instantáneas más habituales que encuentran los usuarios es pedir al repartidor que entregue el paquete al conserje o a un vecino. Pero esta solución entraña serios riesgos.

Multas de hasta 140.000 euros

Aunque la mayoría de la gente no lo sabe, la Ley 43/2010, de 30 de diciembre, sobre el Servicio Postal Universal y los Derechos de los Usuarios, contempla multas de hasta 140.000 euros por dejar paquetes a vecinos o conserjes sin el consentimiento explícito del destinatario, que es su legítimo propietario.

La razón no es baladí: un paquete es correspondencia postal, y por tanto está protegida de forma especial y específica por las leyes, ya que hunde sus raíces en la privacidad del usuario.

Aunque parezca inofensivo, el hecho de que terceras personas puedan acceder al contenido del paquete pone en riesgo su privacidad. Basta pensar en el título del libro que lee (que nadie tiene por qué saber), la talla de ropa que usa (o el tipo de ropa que usa: piensa en ropa interior, por ejemplo) o incluso los alimentos que consume.

¿Por qué un extraño, por muy bien que nos llevemos con él, tiene que saber esas cosas? Si, como usuarios, dejamos nuestras compras online en sus manos, podrán saberlas.

Cómo evitarlo

Afortunadamente, hay formas de evitar poner en riesgo la privacidad de las personas o el mero hecho de perder el control de sus pertenencias, como compras que hayamos hecho por internet.

La clave está en los envíos a no domicilio, una modalidad que ya usan más del 53% de los usuarios de compras online en ciudades de más de 50.000 habitantes, según un estudio reciente impulsado por la compañía InPost.

Esta compañía dispone de una red híbrida de Punto Pack y Lockers, puntos de recogida que elige el usuario a la hora de hacer sus compras para que le entreguen allí su pedido y pasar él mismo a recogerlo cuando quiera.

Un sistema seguro, dado que cada usuario solo puede retirar un paquete con un código pin exclusivo que recibe en su móvil; eficiente, porque elimina las entregas fallidas (dado que es el usuario quien pasa a recoger el paquete, y no el repartidor quien va a su casa); y sostenible, porque, dado que se puede elegir dónde se desea recoger el pedido, lo más habitual es optar por un punto de recogida cerca de su casa o del trabajo, por lo que generalmente irán a pie a recogerlo.

A ello se suma que la empresa de logística ya no tiene que ir domicilio por domicilio a entregar las compras, sino que puede aglutinarlas en diferentes puntos de recogida.

Por eso son más sostenibles, algo que también refuerza un estudio de South Pole, que cifra en hasta un 86% menos de emisiones de CO2 por cada paquete entregado a no domicilio en comparación con las entregas directamente en el domicilio del usuario.

Con este sistema, InPost gestionó en 2023 casi 900 millones de paquetes en Europa a través de una red de Punto Pack y Lockers con más de 66.000 puntos, de los cuales más de 7.000 están repartidos por toda la geografía española.

Cada vez se posicionan más cerca del usuario para que cada persona elija cuándo y dónde quiere recoger su paquete: si en un Punto Pack, un comercio de barrio que además de su actividad habitual se encarga de recoger el paquete para entregárselo al usuario cuando quiera, o en un Locker, taquillas inteligentes ubicadas en lugares concurridos donde el repartidor deposita el paquete para que el usuario, nuevamente, pueda recogerlo en cualquier momento del día o de la noche.

Dos opciones para evitar molestar a terceros, fomentar un consumo más sostenible y responsable, y colaborar con un modelo que, además, beneficia a los comercios que se convierten en Punto Pack o albergan un Locker, ya que ganan dinero por cada paquete que gestionan.

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