La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
Llega a los hogares españoles la Navidad. Este año, aunque de manera más atípica debido a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, las fiestas estarán marcadas por los mismos sentimientos de siempre, unos sentimientos que se fusionan con el amor por los seres queridos alrededor, eso sí, de una mesa con las mejores viandas para estas fechas tan señaladas.
Entre medidas sanitarias y grupos de convivencia, en las comidas y cenas de Navidad no faltarán productos tan típicos como el turrón o el panettone, el cava, lo mejor de nuestras costas o un magnífico jamón de bellota. En relación a este último manjar, desde la Organización de Consumidores y Usuarios se ha elaborado una guía práctica para que los consumidores sepan a la perfección cuál escoger. Tras un estudio de más de 33 marcas de jamón, de cebo y de bellota, se han sacado una serie de claves que deben atenderse a la hora de comprar.
El jamón es un producto típico español. La raza ibérica es la encargada de deleitar al paladar con una carne muy sabrosa que se consigue gracia a la alimentación de los cerdos con bellotas. Los entendidos podrán fijarse en el olor, la textura y la forma de la pata. Ahora bien, si la idea es comprarlo en lonchas, lo mejor que puede hacer el consumidor es fijarse en el etiquetado. En función de la denominación, podemos encontrar tres tipos de jamón ibérico:
La alimentación que se le da al animal es fundamental a la hora de la elaboración de un buen producto ya que incide directamente en la grasa que acumula en sus músculos. En las etiquetas podremos encontrar tres tipos de menciones que indicarán esta característica:
El jamón ibérico es un producto con un alto índice de grasa, entre un 16% y un 43% de los productos analizados por la OCU. Ahora bien, tener mayor cantidad de grasa no significa que el jamón tenga menos calidad. Esta característica depende de varios aspectos como la simple anatomía del animal, la alimentación, pata delantera o trasera o el corte llevado a cabo. Lo más positivo de comprar el jamón en lonchas es que, al venir envasado, se puede apreciar el tipo de corte y la grasa, pudiendo así el consumidor elegir el paquete que más se asocie a sus gustos y preferencias.
Otro de los aspectos a tener en cuenta en el etiquetado es el peso del producto. En el envase debe venir perfectamente especificado el peso del mismo y el precio del kilogramo. Hay diferentes pesos en el lineal de los supermercados y esto puede llevar a confusión.
Como ya hemos podido observar, el precio varía en función del porcentaje de denominación, de la alimentación del animal o la cantidad que se quiere comprar. En concreto, el jamón de bellota puede ser hasta un 266% más caro que el de cebo debido al tiempo que se tarda en criar al cerdo y, por tanto, elaborar el producto. Es más, es tan importante la relación con el campo que, para no hacer publicidad engañosa, solo el jamón de bellota puede llevar en su etiquetado imágenes del campo.
En definitiva, los precios del jamón de bellota empiezan en los 120 euros por kilo, mientras que el ibérico de cebo se puede encontrar a partir de unos 40 euros. Las marcas de jamón en lonchas mejores para la OCU pueden verlas en este enlace.
Hay una serie de cuestiones que se hacen muchos consumidores sobre este producto tan característico de nuestra tierra. A continuación, respondemos a algunos interrogantes:
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios