Eismar, Kobler, Metzveiler, Minch, Tecklemayer... la herencia germánica en La Carolina

La ciudad jiennense, joya urbanística de Andalucía, guarda la esencia de sus primeros colonos alemanes en forma de apellido

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Diseño con los apellidos alemanes de La Carolina, asistida por IA
Diseño con los apellidos alemanes de La Carolina, asistida por IA / M.R.M./ AI

Hace 258 años, España protagonizó una de las páginas más notables de su historia con la fundación de un conjunto de pueblos y ciudades que unieron Andalucía con los caminos del norte peninsular. La empresa, ordenada por el rey ilustrado Carlos III, fue encomendada a sus más brillantes ministros, como Aranda, Jovellanos y Campomanes. En este contexto, nació La Carolina, que puede presumir de contar con una fecha exacta de nacimiento: el 5 de julio de 1767, cuando el monarca aprobó el Fuero de las Nuevas Poblaciones y convirtió a la localidad en la capital de aquellas pioneras colonias.

Para llevar a cabo la colonización, se contó con la participación de un aventurero bávaro llamado Juan Gaspar Thürriegel, quien viajó a Alemania en busca de colonos dispuestos a poblar aquellos desiertos ubicados entre las laderas suaves de Sierra Morena. Alrededor de 6.000 colonos, procedentes principalmente del sur de Alemania, se establecieron en las nuevas tierras. Muchos de sus apellidos, como Eismar, Kobler, Metzveiler, Minch, Neft, Prigman, Scheroff, Tecklemayer, Yegler y Oubernell, siguen presentes en la actualidad entre el vecindario carolinense.

La Carolina fue trazada bajo las premisas romanas del Cardo (calles Jardines y Real) y el Decumano (calles Madrid y Olavide), lo que la convierte en un ejemplo de orden, disciplina y cálculo exacto. Este modelo urbanístico, exportado por el barroco español a sus colonias americanas, ha despertado un gran interés entre los estudiosos del urbanismo, quienes consideran a la ciudad como la joya urbanística de Andalucía.

Principales atractivos turísticos de La Carolina

La ciudad cuenta con numerosos atractivos turísticos que reflejan su singular historia. La plaza de la Iglesia, germen histórico de la localidad, está presidida por el templo de la Inmaculada Concepción y el Palacio del Intendente, una de las cumbres del neoclásico andaluz. Junto a ellos, se encuentra el Museo de la Ciudad, que resume los diferentes períodos históricos que han dejado huella en La Carolina, desde los cercanos yacimientos íberos, considerados Patrimonio de la Humanidad, hasta la crónica detallada de la Batalla de las Navas de Tolosa, acaecida en 1212 a pocos kilómetros de la localidad.

Otros puntos de interés son la calle Jardines, que une la plaza de la Iglesia con la plaza del Ayuntamiento; el paseo del Molino de Viento, un delicioso espigón flanqueado por plátanos de sombra; la plaza de las Delicias, coronada por las dos torres que dieron entrada a la ciudad a principios del siglo XIX; y la plaza de los Jardinillos, antiguo lugar de descanso, posadas y mesones.

¿Qué hace tan especial a La Carolina desde el punto de vista urbanístico?

La Carolina destaca por su trazado urbano, diseñado siguiendo las premisas romanas del Cardo y el Decumano. Sus calles, dispuestas en forma de tablero de ajedrez y lanzadas a cordel, son un ejemplo de orden, disciplina y cálculo exacto. Este modelo urbanístico, que fue exportado por el barroco español a sus colonias americanas, ha convertido a La Carolina en un referente para los estudiosos del urbanismo, que la consideran la joya urbanística de Andalucía.

El origen alemán de gran parte de los colonos que poblaron la ciudad en sus inicios ha llevado a algunos a subrayar que ese orden de calles perfectas y ese racionalismo urbano son un reflejo de la idiosincrasia germana. Sea como fuere, lo cierto es que el trazado urbano de La Carolina constituye uno de sus principales atractivos y un testimonio único del espíritu ilustrado que impulsó su fundación hace 250 años.

¿Qué papel jugó Pablo de Olavide en la fundación de La Carolina?

Pablo de Olavide, uno de los hombres más esclarecedores de la España de finales del siglo XVIII, jugó un papel fundamental en la fundación y desarrollo de La Carolina. Nacido en Lima, este ilustrado destacó por su gobierno avanzado en varias ciudades andaluzas. Fue nombrado superintendente de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y abrió palacio en La Carolina, desde donde dirigió las tareas de colonización.

Olavide se encomendó a la protección de la Inmaculada Concepción en los primeros tiempos de la fundación de la ciudad, cuya plaza principal preside el templo dedicado a esta advocación mariana. Junto a él, se alza el Palacio del Intendente, una de las cumbres del neoclásico andaluz y testimonio del papel clave que Olavide desempeñó en el nacimiento y primeros pasos de La Carolina.

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