Tratamientos contra los piojos: ¿Son eficaces?
Pediculosis
Estos parásitos, cuyas hembras son capaces de poner hasta 250 huevos en un mes, pueden erradicarse siempre y cuando acabemos con la totalidad de las liendres antes de que eclosionen
Los tratamientos para piojos basan su efectividad en la erradicación total de los huevos que van dejando cada muy pocos días en el cabello. De ahí la importancia de seguir al pie de la letra las recomendaciones e instrucciones de los métodos que elegimos y que normalmente hay que repetir pasado el tiempo mínimo de eclosión de las liendres: siete días.
Llevar a cabo el ritual de desinfestación una semana después de haber llevado a cabo cualquier tratamiento es vital para garantizar la erradicación completa de los piojos.
Asegurarnos de que hemos acabado con todas las liendres es fundamental ya que una vez que eclosionan, a pesar de su corta vida (una media de 30 días), estos pequeños parásitos que se alimentan de sangre humana tiene una vida sexual muy activa, fértil y prolífica.
El macho: incansable amante; la hembra: reina de la fertilidad
El piojo macho es un incansable amante. Este diminuto animal puede llegar a fertilizar a una veintena de hembras en un mismo momento y sin parar. Las hembras, por su parte, se aparean varias veces durante su vida adulta, que dura entre diez a cuarenta días.
Los estudios lo dejan claro: los piojos hembra depositan entre 4 y 8 liendres al día durante 3 a 5 semanas. Estas cifras revelan la alta capacidad reproductiva de estos parásitos: una sola hembra es capaz de poner de 100 a 250 huevos.
La eclosión de estos huevos se produce después de 7 días, dando origen a una ninfa, un diminuto piojo de un milímetro que al cabo de los diez días ya es adulto y puede empezar a reproducirse.
Con lo cual, solo contamos con 17 días para poder eliminarlo desde que el huevo es depositado hasta que vuelve a reproducirse.
¿Qué tratamientos para piojos existen?
Cuando confirmamos que una persona tiene piojos vivos hemos de actuar de manera inmediata para erradicarlos a la mayor brevedad posible. La celeridad de la intervención es determinante para lograr el éxito del tratamiento.
Existen en el mercado varias alternativas entre las que podremos elegir, en función de la intensidad de la infestación, de la edad de la persona afectada y de la tolerancia de su cabello y cuero cabelludo a productos creados contra la pediculosis.
- Los champús y lociones de piretrina. Las piretrinas son un compuesto natural que se encuentra en las flores de las plantas del género de Chrysanthemum. Esta sustancia se usa en realidad para controlar una gran variedad de insectos, como mosquitos, orugas o escarabajos, y por supuesto, también parásitos como los piojos. Son de fácil aplicación y de venta libre, no necesitan receta. Es importante, como hemos dicho anteriormente, respetar las instrucciones. Aunque pensemos que las liendres han muerto, no dejemos ni una sola en la cabeza porque es posible que aún esté viva y que al poco tiempo eclosione, dando lugar a un nuevo comienzo de ciclo. De manera que con un peine de púas especial que suele acompañar al tratamiento hay que retirar las liendres, y volver a repetir la operación a la semana.
- Otro insecticida es el lindano. Este producto es mejor evitarlo, según la OCU, puesto que se trata de un derivado organoclorado, un tipo de pesticida que puede presentar toxicidad neurológica. Además, ya no es tan eficaz comparado con otras sustancias, según la Organización de Consumidores y Usuarios.
- Los productos antipiojos de última generación se alejan de la fórmula química y acuden a métodos de reacción física para acabar con los piojos. Están elaborados con siliconas, como dimeticona o ciclometicona, que actúan contra el piojo inmovilizándolo y ahogándolo en apenas una hora. Otros que utilizan métodos físicos funcionan deshidratando al piojo. La parte menos positiva es que tienen poca eficacia contra las liendres. Por contra, no provocan efectos adversos y no son tóxicos, con lo cual pueden aplicárselos las embarazadas.
- Para los amantes de los remedios naturales existen aceites esenciales, como el aceite del árbol de té, el aceite de lavanda, el eucalipto o el extracto de Quassia Amara. Sin embargo, no existen evidencias científicas de su completa eficacia para acabar con la plaga. Además, por su contenido en terpenos, unos compuesto volátiles, no está demostrado que su uso sea seguro en niños, y sobre la piel puede producir dermatitis de contacto.
Junto a los tratamientos existen una serie de hábitos que ayudarán a prevenir la infestación, sobre todo entre la población escolar, dado que este es el grupo de mayor riesgo de contagio, fundamentalmente en otoño y primavera, aunque los brotes en verano son cada vez más frecuentes.
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