¿Por qué no es bueno ducharse con agua fría cuando hace mucho calor?
Con las altas temperatura las duchas frías son una tentación para todo pero... ¿Están indicadas en estos casos?
Las altas temperaturas han llegado a la península pisando fuerte y la mayoría solo tiene ganas de ventilador, aire acondicionado o duchas frías. Pero hay que tener en cuenta que es importante tomar buenas decisiones durante estos días, como la temperatura a la que poner el agua, que aunque parezca un hecho muy evidente, no lo es.
Con esta calor asfixiante muchos optan por una ducha bien fría y subir el aire a máxima potencia. Con estas medidas de choque que nos pide el cuerpo podemos sufrir consecuencias a largo plazo. “El ser humano es un animal homeotérmico. Cuando hace frío, produce calor de forma interna y externa. Cuando hace calor, suda para evacuar el calor”, explica la doctora Brigitte Tregouet. Y esto, ¿qué significa?.
Tenemos termorreceptores repartidos por la piel y su función es informar al cerebro de cuando las temperaturas son extremas. Posteriormente, el cerebro da las órdenes oportunas que ponen en marcha los mecanismos para evitar que baje o suba la temperatura corporal, por ello se comienza a sudar cuando hace calor o a tiritar cuando hace frío. Cuando las temperaturas son elevadas la primera opción de muchos es darse una ducha de agua fría, pero lo que no tienen en cuenta es que si el agua está muy fría esto puede ser contraproducente. Los termorreceptores de la piel actúan cuando notan el agua fría y se activa un mecanismo contrario al que buscamos. Lo que hará nuestro cuerpo es irrigar menos sangre a la piel para que la temperatura no baje en esta zona del cuerpo, por ello se generará más calor.
Lo ideal antes de darte la próxima ducha es tener en cuenta esta cuestión, que aunque sorprende a muchos es la pura realidad.
¿Qué ocurre cuando nos duchamos con agua caliente?
"Cuando te das una ducha cálida, el agua de tu piel se evapora y esto hace que la temperatura de tu cuerpo baje”, continúa Brigitte Tregouet. La evaporación del agua en la piel es lo que nos hace sentir fresco y lo ideal si tienes mucha calor es no secarte nada más salir de la ducha, sino aprovechar la humedad residual de la piel para disminuir la temperatura corporal. Otra buena idea en estos casos es pulverizarse agua encima y después no secarse.
Y aunque no vas a notar el cambio en el momento, lo harás cuando pase un rato. Hay que tener en cuenta que aunque tenemos reacciones instantáneas como los actos reflejos, otras como la regulación de la temperatura corporal tardan más en activarse y desactivarse.
Por otro lado, ducharte con agua muy fría tiene sus riesgos. “El agua muy fría puede provocar la contracción de las arterias más pequeñas. Si eres joven y estás en perfecto estado de salud, probablemente no te pase nada, pero si acabas de hacer deporte, tu cuerpo ya está muy exigido y el agua fría puede provocar un shock si la diferencia de temperatura es demasiado grande”, añade la doctora.
Puede parecer contradictorio, pero lo ideal en estos casos en ducharnos con agua caliente para mantener la temperatura corporal. Aunque el agua fría aporte un placer momentáneo, a la larga es mejor utilizar el agua caliente.
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