¿Por qué no podemos apartar nuestra mirada de las malas noticias?

Doomscrolling

En nuestro día a día nos servimos de todo tipo de medios para informarnos de conflictos, catástrofes naturales y otros eventos con consecuencias desfavorables.

Cada vez más usuarios aseguran ser incapaces de parar de consumir compulsivamente noticias negativas.

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Gran parte del volumen de informaciones que recibimos cada día tiene connotaciones negativas diversas / Ben Hershey
Daniel Caro Bozzino

25 de junio 2022 - 07:10

¿Qué está pasando hoy en Ucrania? ¿Cuántos positivos en Coronavirus se han dado hoy en mi ciudad? ¿Cuánto ha subido hoy el precio de la luz? Son muchas las preguntas que nos hacemos cada día en cuanto despertamos que sólo se pueden responder consumiendo medios de comunicación. Sin embargo, es curioso que la respuesta suele hallarse en noticias e informaciones que resultan entristecedoras, o incluso deprimentes.

Los tiempos que corren son indudablemente convulsos. El conflicto ucraniano preocupa a toda la población por las incalculables pérdidas humanas que está provocando, y por si fuera poco también está teniendo repercusiones nefastas en la economía mundial y está trascurriendo en una pandemia global, pero no podemos dejar de estar al tanto.

Esta tendencia masiva a consumir malas noticias por fin tiene nombre, y su origen data de los albores de la humanidad de acuerdo con los expertos:

¿Qué es el 'Doomscrolling'?

La palabra, procedente del inglés, mezcla el concepto de 'doom' (perdición) con 'scrolling' (desplazarse por la pantalla de cualquier dispositivo). Por tanto, implica la acción de utilizar nuestro dispositivo para desplazarnos por la red buscando aquellas informaciones que nos transmitan sensaciones de perdición y amargura.

No obstante, las consecuencias de este fenómeno no recaen exclusivamente sobre el usuario. Mientras se produce este auge en la necesidad de informaciones negativas en el público, los medios de comunicación toman nota de las tendencias y cambian sus agendas informativas para abarcar sectores mayores de la sociedad, consiguiendo así mayor difusión y maximizando beneficios. Es evidente que existe una reciprocidad entre el volumen de noticias desfavorables en medios y la necesidad creciente del público de consumirlas.

¿Qué tiene que ver el 'Doomscrolling' con la prehistoria?

Ya sabemos lo que es el 'Doomscrolling' y cómo su repercusión se extiende desde el público hasta el funcionamiento de los medios de comunicación y el contenido que estos difunden, pero aún queda la incógnita que supone descubrir su auténtico origen como fenómeno psicológico.

De acuerdo con las observaciones de expertos diversos, como la neuróloga alemana Maren Urner, el cerebro humano elabora las palabras con connotaciones negativas de manera más intensa, eficiente y rápida, por lo que las retenemos mejor en nuestra mente. Este fenómeno se origina en los primeros seres humanos, cuando el instinto de supervivencia y el estar alerta primaban por encima de todo, pues obviar una mala señal podía suponer morir en manos de cualquier depredador de nuestro entorno.

Por ello, tendemos inconscientemente a asumir que cuantas más noticias deprimentes o estresantes consumimos, más preparados estaremos para cuando cualquier situación o circunstancia nos provoque emociones similares. No obstante, ha sido comprobado que esta conclusión es falaz, ya que no existe conexión realmente determinante entre el consumo de noticias negativas y la resistencia contra el estrés, la ansiedad o la depresión.

En conclusión, a pesar de conocer los orígenes y la naturaleza de este fenómeno, cada día estamos expuestos al mismo, y nadie es inmune a sus efectos por el carácter inherente a la naturaleza humana del 'Doomscrolling'.

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