¿Qué diferencia la niebla de la neblina?

Aunque parecen iguales y muchas veces se puede usar el término niebla para hablar de ambas, tienen características que las diferencian.

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Parte de Sevilla amanece hoy con niebla
Foto de archivo de un día de niebla en Sevilla / José Angel García
B.O.

16 de diciembre 2022 - 13:17

El viernes 16 de diciembre, Sevilla amaneció con poca visibilidad por culpa de la niebla. Este fenómeno atmosférico suele confundirse con la neblina, por las similitudes que presentan. Pero ¿cuál es la diferencia entre los dos?

Niebla y neblina son parecidas, pero hay sutiles diferencias entre ellas

Tanto niebla como neblina se caracterizan por la suspensión de gotas de agua de pequeño tamaño en el aire, que forman nubes muy bajas y reducen la visibilidad de la superficie terrestre. La principal diferencia entre las dos se basa en la reducción de la visibilidad que causan, por la densidad numérica de las gotas que las componen y su estructura.

Según la Organización Meteorológica Mundial, la niebla se usa para denominar el fenómeno por el que se reduce la visibilidad horizontal de la superficie a menos de un kilómetro. Por el contrario, la neblina no implica una reducción tan drástica de dicha visibilidad (dicha reducción supera el kilómetro), motivo por el que también es conocida como "niebla ligera".

Otra diferencia entre ambas radica en cómo se ve el mundo con la niebla o la neblina. De estar ante un banco de niebla, lo poco que se vea del paisaje será tras un velo blanquecino, aunque si hay polvo en suspensión, la niebla puede colorearse ligeramente. Por otra parte, la neblina, al dar más margen a la visión, se tendrá la sensación de ver el mundo tras un "velo delgado y grisáceo".

El nivel de humedad es también distinto entre niebla y neblina. En el caso de la primera, la sensación de humedad será mayor que si se encuentra ante una neblina. Además, como señalan desde la Organización Metereológica Mundial, de iluminarse la niebla podrán verse las gotas individuales de agua que la forman. Esto hace que el uso de luces largas cuando se atraviesa un banco de niebla en coche esté altamente contraindicado, puesto que las gotas pueden reflejar la luz de los faros, producir un efecto espejo y llegar a cegar al conductor (con el riesgo que eso conlleva).

Además, saber distinguir entre niebla y neblina, especialmente en la carretera, puede ayudar a elegir las mejores luces que permitirán continuar con el trayecto de la mejor forma posible. La elección, dependerá también de la visibilidad disponible, cuanto más densa sea la niebla, los faros a utilizar deberán ser más potentes (como el caso de los faros antiniebla traseros); sin embargo, si nos encontramos ante niebla constante y de menor densidad, los faros antiniebla pueden servir; al igual que las luces cortas o de cruce.

En resumen, para saber si se está ante niebla o neblina, la clave es la reducción de la visibilidad a la que se enfrente. Con la niebla la visibilidad será menor a un kilómetro en horizontal; mientras que de tratarse de neblina, podrá verse algo mejor.

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