El diagnóstico tardío agrava los efectos de la hiperactividad
El trastorno afecta a 300.000 niños, pero los diagnosticados no llegan al 20%, lo que favorece su continuidad en la edad adulta, cuando provoca inestabilidad laboral, familiar y más enfermedades.
Aunque el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es "ahora el trastorno de moda", continúa siendo "el gran desconocido de los conocidos". Esta reflexión de la experta Isabel Orjales, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), se apoya en un par de datos paradójicos: el diagnóstico se sabe desde 1901, pero apenas un 4% de españoles es capaz de responder de forma espontánea qué es. Así lo pone de manifiesto un estudio sobre el tema que sirve de arranque al primer Plan de Acción en TDAH (Pandah), una iniciativa multidisciplinar que implicará durante tres años a psiquiatras, psicólogos, neurólogos, pediatras, médicos de familia, asociaciones de padres y educadores con el objetivo de "identificar áreas de mejora" en el aún deficiente abordaje de ese problema.
Para empezar, como apunta César Soutullo, coordinador del 'Pandah' y director de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universidad de Navarra, la prevalencia ronda el 5%-7% de la población escolar (300.000 chavales), pero "menos del 20% están diagnosticados". Por otras parte, hay un retraso diagnóstico medio de 6 años (superior a los escasos cuatro años de los países europeos más desarrollados), lo que impide dar una respuesta sociosanitaria idónea. "Con una detección precoz y un tratamiento adecuado", remacha el especialista, un menor con TDAH "puede llevar una vida normalizada y alcanzar su potencial". Pero si no se dan esas condiciones, los habituales problemas académicos y de aprendizaje, de comportamiento y de interacción con otros niños se acentuarán y podrán desembocar en otros más serios de baja autoestima, depresión y ansiedad.
Además, esos problemas se prolongarán en el tiempo y tendrán su 'versión adulta' en forma de inestabilidad laboral y familiar, accidentes de tráfico y comorbilidades, incluida una mayor propensión a trastornos adictivos. Así lo señala Maite Artés, directora general de Adelphi y coordinadora del estudio sobre Conocimiento de la población general sobre el TDAH, que pone de manifiesto varias percepciones desenfocadas. Por ejemplo, la amplia creencia (70%) de que es un trastorno que afecta solo a los niños, y la idea de un significativo 25% de que es un problema relativamente leve que desaparece con la edad, cuando la realidad es que hasta un "70% de casos perdura en la población adulta" (la prevalencia por encima de los 18 años ronda el 2%-4%, unos 1,4 millones de españoles) y, como añade Soutullo, un "30% al 50% van a seguir teniendo síntomas significativos" que exigirán "no necesariamente medicación, pero sí ajustes alrededor".
Mientras el 60% de personas encuestadas sabe que hay intervenciones psicopedagógicas, el tema farmacológico es poco conocido. Soutullo aclara que los tratamientos actuales se apoyan en tres claves. Una, psicoeducativa y de manejo conductual. Otra, de apoyo escolar en el colegio y en casa con profesores particulares; el experto considera mejor que "lo haga otra persona, no el padre o la madre", y que estos se centren en su tarea progenitora. Y la tercera, las "medicaciones seguras y eficaces para el manejo del TDAH".
En esta Semana Europea de Sensibilización sobre TDAH (2 al 9 de octubre), el presidente de la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención, Fulgencio Madrid, reclama "protocolos que coordinen la acción de los profesionales" sociosanitarios, apoyo educativo como alumnado con necesidades específicas -"si no, más del 50% de escolares están abocados al fracaso"- y que se reconozcan como "fármacos de aportación reducida" los que tratan ese trastorno crónico.
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