¿Cuándo deberíamos quitar el Belén y el árbol de Navidad en casa?

Después del Día de Reyes, el aire festivo de la Navidad comienza a desvanecerse. Las ciudades se aproximan al apagado de las luces y, en el interior de los hogares, los adornos navideños se despiden hasta el próximo diciembre. Pero, ¿qué momento es el más adecuado para desmontar el árbol de Navidad y el Belén?

Se trata de una decisión que depende de múltiples factores, como las tradiciones familiares, las creencias religiosas o las preferencias personales de cada uno. Sin embargo, existen algunas fechas populares para llevar a cabo esta acción. Algo que muchos querrían postergar un poco más.

Fechas para quitar la decoración navideña

En la mayoría de los casos, el Día de Reyes (6 de enero) marca el final de la temporada navideña a nivel popular. Por ello, muchas personas retiran sus adornos y vuelven a guardar el árbol en una caja durante ese mismo día o, como mucho, al día siguiente. En torno al 7 u 8 de enero, la Navidad ya ha dado paso a la rutina diaria del nuevo año, sin mirar atrás.

Sin embargo, hay creencias que establecen el 2 de febrero como fecha límite. En este caso, explica la página web del Idealista, se trata de un día que “marca el cierre del ciclo litúrgico con la festividad de la Candelaria. En algunas culturas, esta fecha es vista como el final simbólico del período navideño”, al conmemorar la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén.

Asimismo, para algunas personas, retirar el árbol más allá del 6 de enero trae mala suerte; mientras que otras considerar que quitarlo antes de esa fecha puede interrumpir el viaje simbólico de los Reyes Magos que, según la tradición, llegaron a Belén 12 días después del nacimiento de Jesús.

Simbolismo del árbol de Navidad

Pese a lo que pueda parecer, el origen del árbol de Navidad surgió en las tradiciones paganas que giraban en torno al solsticio de invierno. Si bien los egipcios ya introducción plantas en sus hogares durante esta época, como tributo a Ra y por la asociación del color verde con la esperanza y el confort durante los días más fríos del año; los romanos adornaban las calles durante las Saturnales y los celtas decoraban los robles con frutas y velas para la llegada del solsticio.

El cristianismo adopto y transformo estas tradiciones. Según la leyenda, San Bonifacio taló un árbol y, tras leer el Evangelio, ofreció un abeto a los lugareños como símbolo de paz. Algo que “representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes y porque su copa señala al cielo”. Posteriormente, fue Martín Lutero, líder de la Reforma Protestante, el primero en poner velas encendidas en el árbol. Las primeras luces de Navidad.

Esta costumbre se fue extendiendo y, con el paso tiempo, llegó la tradición de poner regalos para los niños; así como también la aparición de Papá Noel o Santa Claus. Curiosamente, fue una princesa de origen ruso la primera en colocar un árbol de Navidad en España. Sucedió en 1870 y Sofía Troubetzkoy pasó entonces a ser considerada precursora del árbol de Navidad en nuestro país.