¿Cada cuánto hay que cambiar las sábanas?

Meterse en la cama con las sábanas recién lavadas es uno de los grandes placeres de la vida, aunque a medida que pasan los días, células de piel muerta, ácaros, suciedad o sudor también estarán presentes cuando nos acostemos.

Por lo tanto habría que cambiar la ropa de cama y sustituirla por una limpia antes de que estos problemas, que se acumulan y aumentan cada día, supongan un problema de salud. Pero, ¿cuándo es ese momento? ¿Cada cuánto hay que cambiar las sábanas?

Según una encuesta de Mattress Advisor, la persona media cambia las sábanas cada 24 días, bastante por encima de lo que marcan algunos expertos. No hay una cantidad fija de días que tenemos que dormir en la cama hasta cambiar su ropa, pues depende de algunos factores, como por ejemplo, lo que sudemos.

Como publica la revista MiCasa, la doctora especializada en higiene, Lisa Ackerley, comenta que las sábanas deben cambiarse, como mínimo, una vez a la semana. Además, cada mañana se deben estirar, airear y dejar la ventana abierta durante un rato para que se ventilen y se sequen, antes de que volvamos a hacer la cama.

Por otro lado, Philip Tierno, microbiólogo de la Universidad de Nueva York, apunta que cada semana se deben cambiar las sábanas dos o tres veces, aunque depende de nuestro estado de salud y nuestros hábitos. El experto explica que las personas que duermen desnudas, las que suden mucho y las que están enfermas están más expuestas y acumulan más microorganismos en la cama, por lo que la frecuencia expuesta por Lisa Ackerley se quedaría corta.

En cuanto a las almohadas, la firma de colchones Eve Sleep sostiene que lavándolas cada tres meses se estaría protegido de los ácaros, aunque la Fundación Nacional del Sueño cree que haciéndolo cada cuatro sería suficiente. Su funda, eso sí, hay que cambiarla semanalmente, según la organización.

Esto es lo que ocurre si no cambias tus sábanas semanalmente

Como indica Ekama Carlson, dermatólogo de San Francisco, en la cama se va acumulando sudor, células muertas de nuestra piel, grasa cutánea o los ácaros del polvo, que "no son dañinos para los humanos", aunque "sus productos de desecho, cuando se inhalan o entran en contacto con la piel, pueden provocar reacciones alérgicas en algunas personas", explica en la revista MiCasa.

Asimismo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) alertan de que las personas que padecen asma y son alérgicas a estos ácaros, podrían sufrir un ataque de asma si estos proliferan demasiado. Al lavado semanal de las sábanas se podría añadir el uso de colchones y fundas de almohada a prueba de alérgenos, para aumentar la protección.