Cambio al horario de invierno: el domingo 25 de octubre a las 3 serán las 2
Toca volver a cambiar la hora de nuestros relojes para adoptar el horario invernal
¿Qué cambio de hora nos afecta más?
Así sufre nuestro cuerpo el cambio de hora
La madrugada del sábado al domingo 25 de octubre a las 3:00 (en la península) serán las 2:00. Habrá que retrasar el reloj y con este cambio entraremos de nuevo en el horario de invierno, que se prolongará hasta el 28 de marzo de 2021, día designado para retornar al horario de verano.
Con pandemia incluida, estamos en octubre y llega un nuevo cambio de hora. Este año se produce en la madrugada del domingo 25 de octubre, momento en el que los relojes se deben atrasar una hora para volver a entrar en el horario de invierno.
Efectivamente, cuando las agujas del reloj marquen las tres de la madrugada del último fin de semana de octubre, se retrasará la hora hasta las dos. Y es que, la modificación horaria otoñal se aplica en todos los países de la Unión Europea (UE) para adaptar la jornada laboral a las horas de luz natural.
Así pues, a partir del domingo 25 de octubre anochecerá y amanecerá más temprano -disponiendo de menos tiempo de luz solar por las tardes- hasta que vuelva el cambio horario de primavera ya en 2021 y en contra de lo que se anunciaba, no será la última vez.
Según los expertos el horario de invierno supone una mejor adaptación entre la luz natural y el ritmo de actividad mayoritario de toda la población.
El horario de invierno se mantendrá hasta el siguiente cambio de hora programado para la madrugada del domingo 28 de marzo de 2021, cuando a las 2:00 serán las 3:00. En ese momento tendremos que volver a adelantar los relojes, para dejar paso al horario de primavera.
La polémica del cambio de hora
Adelantar la hora en verano. Retrasarla en invierno, el cambio de hora marca el pulso de las estaciones en varios países. La medida aplicada en Europa durante la Primera Guerra Mundial se instaló del todo a fines del siglo XX para reducir el gasto de combustible.
Su empleo permite acortar una hora la jornada en invierno y prolongarla en verano, con lo que se ahorra cada día una hora de luz artificial. La idea no es nueva. En 1784, el inventor y político estadounidense Benjamin Franklin afirmaba que si la población se despertaba una hora más temprano en verano, se ahorraría una cantidad importante de velas.
Los partidarios del cambio de hora destacan además otras ventajas, como el ahorro de 440 gigawatios de alumbrado, es decir, lo que consumen unos 800.000 hogares y permitió que la potencia se aumentara en 3,5 gigawatios, aliviando el desafío energético que representan los picos de consumo.
En cambio, sus detractores afirman que los beneficios no quedan demostrados y señalan entre los inconvenientes del cambio de hora, el impacto en el ciclo de las vacas lecheras, en los ancianos, los niños e incluso las personas enfermas que tienen dificultades para adaptarse.
Fue en la década de los 70 del pasado siglo XX, cuando con la primera crisis del petróleo, algunos países decidieron adelantar el reloj con el fin de aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad. España introdujo el cambio horario en 1974.
Años más tarde, en 1980, la Comunidad Económica Europea -a la que por aquel entonces todavía no pertenecía España- publicó la primera directiva al respecto con el fin de poner orden sobre el asunto horario en los diferentes países que lo ejecutaban, algo que aún hoy sigue siendo motivo de discusión.
¿Afecta a la salud el cambio de hora?
Según diversos estudios, el cambio de horario afecta principalmente a las personas que tengan alguna patología y a los bebés lactantes. Las mascotas también suelen padecer algún síntoma. Los expertos suelen explicar que el cambio en los biorritmos del sueño son parecidos al 'jet-lag', fenómeno que se produce después de un largo viaje (cuando internamente se está todavía sintonizando con el uso horario original).
Al despertarnos, tras el nuevo horario, el reloj interno marca la hora a la que está acostumbrado, momento en el que se producen alteraciones; aunque con el tiempo el organismo se sobrepone y se adapta.
¿Existe un verdadero ahorro con distintos horarios?
En base a los datos aportados por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el ahorro energético potencial estimado con el cambio de horario es de un 5 % solo en España. Un porcentaje que representa, aproximadamente, unos 300 millones de euros.
De esta cantidad, 90 millones serían del consumo doméstico -lo que supondría unos 6 euros por hogar-, y el resto correspondería a la industria o iluminación de edificios de servicios.
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