Escándalo en Amazon: los repartidores se ven obligados a orinar en botellas de plástico
batalla legal
La compañía reconoce que algunos de sus trabajadores tienen que recurrir a esa práctica y lo achaca a la pandemia y los atascos
La creación de un sindicato destapa las condiciones extremas de los repartidores del gigante
Amazon ha admitido que sus conductores deben orinar en botellas de plástico. Así lo ha reconocido la empresa al disculparse públicamente con un congresista estadounidense que denunció la situación y al que la compañía respondió con un tuit negando la acusación y que más tarde tuvo que rectificar y considerar "incorrecto".
"Esto fue un autogol, no estamos contentos y le debemos una disculpa al representante (Mark) Pocan", ha reconocido Amazon en un comunicado aparecido en su blog.
"Sabemos -indicó el gigante de ventas por internet- que los conductores pueden tener problemas para encontrar baños debido al tráfico o, a veces, a las rutas rurales, y éste ha sido especialmente el caso durante la covid, cuando se han cerrado muchos baños públicos".
Según la nota, se trata, sin embargo, de "un problema de larga data que afecta a toda la industria y no es específico de Amazon", hecho que la empresa ilustró con una serie de artículos relacionados con el tema.
La firma, que ya es el segundo mayor empleador de EEUU, se retractó del mensaje que publicó en Twitter el pasado 24 de marzo en respuesta a Pocan, representante demócrata por Wisconsin.
"Pagar a los trabajadores 15 dólares por hora no lo convierte en un lugar de trabajo progresista cuando se destruye un sindicato y se hace que los trabajadores orinen en botellas de agua", afirmó Pocan en un tuit.
"Realmente no crees lo de orinar en botellas, ¿verdad?", respondió Amazon en otro mensaje por Twitter.
"Si eso fuera cierto -agregó-, nadie trabajaría para nosotros. La verdad es que tenemos más de un millón de empleados increíbles en todo el mundo que están orgullosos de lo que hacen y tienen excelentes salarios y atención médica desde el primer día".
En su disculpa publicada en su blog, Amazon puntualizó que su tuit "fue incorrecto".
"No contempló nuestra gran población de conductores y, en cambio, se centró erróneamente sólo en nuestros centros de cumplimiento. Un centro logístico típico de Amazon tiene docenas de baños y los empleados pueden alejarse de su oficina de trabajo en cualquier momento", explicó la nota.
En todo caso, Amazon indicó que le gustaría resolver el problema, aunque admitió que todavía no sabe cómo, pero prometió que buscará soluciones.
"Continuaremos hablando cuando se presente información falsa, pero también trabajaremos arduamente para ser siempre precisos", concluyó el comunicado de la compañía con sede en Seattle y que ha emprendido una batalla para evitar el que podría ser su primer sindicato en EEUU, donde su plantilla agrupa a unos 800.000 trabajadores.
Contra la creación del sindicato
De hecho, Amazon ha asegurado llevará hasta el final su batalla contra la creación del que podría ser el primer sindicato de trabajadores de la compañía en EEUU, en Bessemer (Alabama), una iniciativa que si sale adelante obligará a la firma a tratar por primera vez con un grupo organizado de empleados.
Los empleados de un almacén de Alabama votaron a lo largo de febrero y marzo si quieren o no organizarse en sindicato, y estos días se está procediendo con el escrutinio, un proceso largo y disputado porque la validez de cada sufragio es analizada de forma individual por parte de la empresa, que ya es el segundo mayor empleador del país, y los trabajadores.
Previsible recurso en caso de victoria
"Aunque (los prosindicalistas) ganen, lo que ocurrirá a continuación es que Amazon presentará una queja alegando que la elección no se celebró de la manera debida", vaticinó en una entrevista el experto en la compañía y profesor visitante de la Universidad George Washington Robin Gaster.
Gaster, autor del libro Behemoth, Amazon Rising: Power and Seduction in the Age of Amazon (Behemot, la subida de Amazon: poder y seducción en la era de Amazon), apunta que esta previsible queja se presentaría ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB, en inglés).
El ente gubernamental, máxima autoridad en materia de disputas laborales en el país, seguirá dominado en los próximos meses por una mayoría de vocales republicanos nombrados durante el pasado Gobierno de Donald Trump (2017-2021) y por lo general más cercanos a los intereses de la empresa que a los de los sindicalistas.
Este escenario propicio, junto al largo historial antisindical de Amazon y a la fuerte oposición que ha presentado en los últimos meses en el caso de Alabama (llegando incluso a atacar en las redes a senadores partidarios del esfuerzo sindical) prácticamente garantizan una batalla larga y con todas las armas.
Incluso en el caso de que todos sus esfuerzos fuesen en vano y el sindicato se terminase creando, Gaster recuerda que la ley en EEUU contempla que al año siguiente la empresa intente forzar una nueva votación y en caso de no repetir mayoría, el sindicato deje de estar reconocido.
La alta rotación dificulta el sindicalismo
Pese a que Amazon lleva más de 25 años operando y tiene en plantilla a unos 800.000 trabajadores en EEUU, éstos no cuentan con ninguna organización gremial, consecuencia directa de la fuerte oposición de la empresa y de un modelo de empleo basado en unos altos índices de rotación.
"Es un entorno muy difícil para que se formen sindicatos porque estos requieren confianza y solidaridad entre los trabajadores, pero en Amazon no les da tiempo porque los trabajadores están constantemente entrando y saliendo", apunta Gaster.
Además, según el experto, la empresa puede filtrar con relativa facilidad (mediante entrevistas y el análisis de su historial laboral) a las potenciales nuevas contrataciones para asegurarse de que no son favorables a la sindicalización.
Desde que empezaron las votaciones en el almacén de Alabama, Amazon ha desplegado una fortísima campaña publicitaria en todo el país que loa las condiciones laborales de la empresa y se ha enzarzado desde la cuenta corporativa en agrias discusiones con los senadores progresistas Bernie Sanders y Elizabeth Warren.
Un entorno muy hostil
"Amazon es muy hostil a los esfuerzos para sindicarse y han aprovechado que en los últimos 40 años en EE.UU., desde (el expresidente Ronald) Reagan, el clima para las organizaciones sindicales ha sido muy difícil", explica Peter Meiksins, profesor emérito de Sociología en la Universidad Cleveland State de Ohio.
Además de la tradicional resistencia de la mayoría de empleadores a las organizaciones sindicales, en el caso de Amazon los expertos apuntan a que se añade un componente de cultura de empresa, en que se requiere un compromiso absoluto con la "misión" corporativa y los sindicatos son vistos como una brecha en ese empeño.
Esto lo muestra con políticas como la opción que ofrece cada mes de enero a sus empleados de abandonar la firma voluntariamente si no están a gusto con una compensación de 1.000 dólares por año trabajado, pero con la promesa de que jamás volverán a trabajar para ellos.
"Amazon puede entenderse como una secta. Su misión es ser la compañía más centrada en el cliente del planeta y eso significa que cualquier cosa beneficiosa para el cliente es aceptable", aunque ello suponga llevar a sus empleados al límite para reducir el coste final del servicio, remacha Gaster.
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