Cuando en Europa solo se consumía chocolate en España
La colonización americana definió gran parte de la historia culinaria española, donde el chocolate tiene un lugar privilegiado como ingrediente y producto. La mención de esta ambrosía terrenal en nuestro país se remonta a 1520, en una carta de Hernán Cortés donde se refería a este producto como una "fruta con almendras", que se vendía molida en tierras mexicanas, y a la que los aztecas daban tal importancia que la utilizaban como moneda en algunos casos.
Sin embargo, fue concretamente en la localidad zaragozana de Nuévalos donde se fabricó chocolate por primera vez en el continente europeo. Fray Jerónimo de Aguilar -intérprete de la lengua maya de Cortés- fue quien envió el primer cargamento de semillas de cacao y la receta del exquisito manjar a Antonio de Álvaro, abad del Monasterio de Piedra, en la provincia aragonesa, quien supo aprovechar el poder calórico del chocolate para superar los ayunos y recuperar energía para su congregación.
De hecho, a este respecto, en escritos del propio explorador español (nos referimos a Cortés) se podía leer: "Cuando uno lo sorbe, puede viajar toda una jornada sin cansarse y sin tener necesidad de alimentarse". La forma de tomarlo, eso sí, distaba mucho de la actualidad, pues la receta primigenia era amarga, como si de un brebaje medicinal se tratara. Más adelante se sustituiría las especias, picantes algunas, utilizadas en América, por miel, azúcar y leche.
Tras su introducción en nuestro país, el chocolate se trasladó a otros usos y costumbres. Ejemplo de ello fue el caso de las mujeres aristócratas que lo intentaron incluir dentro de las iglesias para combatir el frío invernal y hacer más llevaderos los sermones.
Este producto fue acogido, no obstante, por todos los estamentos de la sociedad española como ingrediente selecto, pero hasta que la casa de Austria casó en el siglo XVII a Ana de Austria con el Borbón francés Luis XIII (conde de Barcelona), no se introdujo el chocolate en la corte francesa y, posteriormente, al resto de Europa. Se superó así el secretismo de la receta que solo conocía el clero español y que con tanto celo era guardado.
Como curiosidad, el primer libro escrito sobre chocolate fue por jesuitas y editado en México en 1609. Su título era Libro en el Cual Se Trata del chocolate. Un ingrediente que, sin duda, ha servido como puente entre ambos ambos continentes a lo largo de la historia.
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