La magna
Qué es la violencia vicaria y por qué el asesinato de Olivia no lo es
Tras varios días desde que se produjo el asesinato de la pequeña Olivia, de seis años de edad, a manos de su madre en su vivienda de Gijón, se ha desatado la polémica en torno a qué es violencia vicaria y qué no y por qué no puede usarse el término en todos los casos.
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En el portal de Violencia de Género del Gobierno de España queda detallado que la violencia vicaria es una forma de violencia machista hacia los hijos e hijas de las mujeres víctimas de violencia de género. Esto queda recogido en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. En ocasiones, los y las menores afectadas son utilizados por el maltratador para hacer daño a su madre. Es decir, la violencia vicaria es aquella que ejerce un hombre para dañar a una mujer a través de sus hijos e hijas y tal y como reza en dicho portal, es un tipo de violencia contra las mujeres. La violencia vicaria no se reduce, únicamente, a los casos en los que hay homicidio o asesinato. Algunos ejemplos de otras formas de violencia vicaria son la amenaza de sustraer a los niños del seno familiar materno, la amenaza de matarlos, la manipulación o la interrupción de los tratamientos médicos de éstos. En estos casos, el ánimo de causar dolor a la madre supera cualquier afecto que pueda sentir por los hijos o hijas.
Leyendo esto podemos pensar que el crimen de Olivia concuerda con la definición de violencia vicaria con la excepción de que quien lo comete es una mujer y no un hombre. Esta aparente incongruencia es la que ha desatado la polémica en torno al término y ha hecho que muchos se pregunten por qué no se reconoce como violencia vicaria cualquier tipo de violencia hacia los hijos e hijas, independientemente del género del progenitor.
Violencia vicaria: un tipo de violencia basada en la desigualdad
La respuesta la encontramos en el reconocimiento de que existen desigualdades entre hombres y mujeres de manera estructural que los pone a ellos en una situación de prestigio. Como recoge un informe realizado por la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la Universidad Complutense de Madrid, el objetivo, cuando un hombre ejerce violencia vicaria, “es el control y el dominio sobre la mujer, en un alarde máximo de posesión en una relación de poder que se sustenta en la desigualdad”. El término de violencia vicaria se incluyó en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género en España y se conoce así “porque se sustituye a una persona por otra para ejercer la acción”, según detalla dicho informe. En este caso a los menores a quienes se asesina para destruir la vida de su madre y causarle un daño permanente.
Repercusiones penales del parricidio y de la violencia vicaria
Según la Real Academia Española el parricidio es un “delito que consiste en matar a un familiar, en especial al padre, a la madre, a un hijo o al cónyuge”. La diferencia entre ambos tipos de violencia es que, en el caso de la vicaria, ésta se ejerce exclusivamente contra la mujer, con el único objetivo de provocarle dolor. Sin embargo, el hecho de que exista un término (violencia vicaria) que designe una forma de violencia contra la mujer no implica que la respuesta penal vaya a ser distinta. La condena de un hombre que mata a los hijos o hijas de una mujer podrá ser igual a la de una mujer que lleva a cabo el mismo delito. Esto lo señala el catedrático de Derecho Penal de la Universida de Oviedo, Javier Fernández Teruelo, en una entrevista realizada por el diario El Comercio. Aclara que, jurídicamente, no hay diferencia entre ambos. Que se trate, o no, de violencia vicaria, “no altera la respuesta penal, que va a ser igual o equivalente”, señala.
Qué dicen las estadísticas
En la actualidad, y según datos recogidos desde 2013, que es cuando se empezaron a cuantificar estos delitos, son 47 los menores asesinados por violencia vicaria en España. Es decir, asesinados por hombres con intención de hacerle daño a sus madres. Estos datos están recogidos en el Portal Estadístico de la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género.
Según los datos del Registro Central de Medidas de Protección Integral contra la Violencia Doméstica y de Género, a los que ha tenido acceso Europa Press, desde 2007 y hasta mayo de 2022, son 26 mujeres, frente a 24 hombres, las condenadas por el asesinato de sus hijos. Esto suma un total de 50 progenitores que han asesinado a sus hijos e hijas en los últimos 15 años, siendo 2020 el año con peores datos. En el caso de ser condenada Noemí Martínez, madre de Olivia, por el asesinato de su hija, éste sería el primer asesinato de este tipo en el año 2022.
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