Así es Sara, la impostora que se hizo pasar por doctora en hospitales de Cataluña
La joven de 31 años había engañado a sus pacientes y familiares sobre la carrera que ejercía pero no estaba colegiada como médica.
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Sara nació en Olot, un municipio de Girona, en 1992 aunque en la actualidad residía junto a la que fue su pareja en Torelló, otra localidad perteneciente a Barcelona.
En informaciones compartidas por El Periódico, del grupo Prensa Ibérica, se ha podido saber que Sara comenzó con su mentira obteniendo un primer trabajo como auxiliar de enfermería. Así formó parte de la plantilla de una clínica de cirugía estética de Girona. Los trabajos que en este centro realiza una auxiliar van desde instrumentalizar intervenciones quirúrgicas hasta colocar prótesis mamarias o incluso pinchar según ha podido explicar una antigua empleada de este sitio.
Al tiempo Sara consiguió un contrato como enfermera en el Hospital de Vic, en el área de urgencias, durante el periodo navideño de 2018. Sin embargo fue rápidamente despedida después de que sus compañeros se quejaran por su forma de trabajar según publicó el diario El nou 9.
Después estuvo un periodo trabajando como técnica sanitaria de ambulancias y aquí fue donde pasó la mayor parte del tiempo fingiendo que era sanitaria.
Durante ese periodo a bordo de los vehículos de emergencias consta que Sara intentó aprobar un curso de Formación Profesional pero no lo terminó y decidió fabricarse un título falso.
Cuando a finales de 2022 Sara se presentó en el hospital de Berga en busca de una plaza de médico de urgencias entregó un curriculum con pocos títulos pero con bastante experiencia laboral.
Así pudo sobrevivir durante 7 meses en el área de medicina interna. Había aprendido trabajando y durante este tiempo pudo emplearse sin que saltaran las alarmas sobre su falta de conocimiento. Como justificación de que no se dieran cuenta desde el hospital argumentan que Sara fue contratada en un momento de escasez de médicos. A Sara le faltaban títulos por entregar pero aseguró que lo haría de forma inminente, algo que nunca sucedió.
Según el hospital de Berga, Sara ejerció de médico de urgencias entre diciembre de 2022 y julio de 2023, un periodo durante el que trató a unos 850 pacientes, la mayoría de los cuales fueron de poca gravedad. Lo que significa también que por sus manos pasaron algunos graves. Su actitud fue la de una doctora "prudente", que "preguntaba mucho", subrayan desde el centro hospitalario.
Como doctora, y haciendo uso de la licencia usurpada a un facultativo del Colegio de Médicos de Barcelona, Sara recetó medicamentos a algunos de los pacientes que recibió, ciudadanos que la escucharon atentamente y que siguieron el tratamiento indicado.
En total la falsa doctora fue contratada por hasta doce empresas sanitarias. Ninguna de ellas comprobó si Sara estaba colegiada como médica o enfermera. Les bastó con ojear su curriculum y leer la parte de experiencia laboral que decía tener.
Fue el Hospital de Berga el que descubrió que la joven no era sanitaria y el que procedió a despedirla. También ha sido el único centro que ha despedido a su responsable de recursos humanos. El resto no han tomado ninguna acción al respecto.
Según parece la chica no solo había engañado a sus compañeros y pacientes sino también a sus padres y a su pareja, que solo se ha pronunciado para decir que él también vivía engañado.
A finales de julio, Sara se entregó en la comisaría de los Mossos d’Esquadra en Vic. Tras pasar a disposición de un juzgado de Berga, actualmente se encuentra en libertad pero investigada por los delitos de intrusismo, falsedad documental y usurpación de estado civil. Los colegios oficiales de médicos y enfermeras ejercerán la acusación particular contra Sara.
La Unitat de Investigació de los Mossos en la comisaría de Berga, que se ha hecho cargo de la investigación, ha descubierto que ha fingido ser una sanitaria de diversa graduación en al menos una docena de centros distintos. Días después de su arresto, los agentes registraron su domicilio y su coche en Torelló, cerca del pasaje del Firal, una zona por la que casi nadie conoce a Sara según ha compartido El Periódico. Por el momento la acusada no ha querido pronunciarse.
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